El tercer gran error de Zapatero -haber negado la crisis para no enfrentarse a ella- es el que le puede costarle el puesto
Tal día como hoy hace diez años, un joven diputado sólo conocido en el Congreso le ganó a José Bono por nueve votos la batalla por el liderazgo del PSOE.
Lo hizo con un discurso lleno de optimismo, a pesar de que entonces -como ahora- los tiempos eran poco propicios para los socialistas, que acababan de sufrir una severa derrota electoral.
El optimismo del secretario general -que va camino de ser uno de los líderes más duraderos de la historia del PSOE- es de las pocas cosas que siguen igual diez años después.
Zapatero ganó las elecciones a la primera, por lo que su gestión en el partido está condicionada por su mandato como presidente del Gobierno desde hace seis años y medio.
El líder del PSOE llegó a La Moncloa como el campeón del talante y en verdad ha sido un presidente más amable y respetuoso con los discrepantes que sus antecesores. Hay que valorar asimismo algunas reformas en materia social y de derechos.
Ahora bien, sus errores han sido tan clamorosos como la negociación con ETA -que afortunadamente tuvo marcha atrás- y tan dañinos para el presente y el futuro de España como la aprobación del Estatuto catalán, que nació de su pacto con Maragall y Mas.
El tercer gran error de Zapatero -haber negado la crisis para no enfrentarse a ella- es el que le puede costarle el puesto, ya que según los sondeos el PSOE perdería hoy las elecciones.
A pesar de lo cual, aquel inexperto que fue elegido en el 35 Congreso ha logrado que nadie cuestione internamente su liderazgo. Y tal como pintan las cosas y pactan los nacionalistas en el Congreso, antes de 2012 parece improbable que salga de La Moncloa.