Hastío de nuestra clase política y libertad secuestrada

Hastío de nuestra clase política y libertad secuestrada
Seis Barrotes.

Hace unos días, mi querido amigo Joaquín Calomarde, comentaba en su facebook, (ahora tan de moda) que por qué los políticos hablaban a los ciudadanos como si fuéramos ignorantes o imbéciles. A lo que yo le respondía que cuanto más blindado el vehículo y más tintados los cristales, más desconectados de la realidad social. En mi tierra, se suele decir, «si quieres saber cómo es fulanito dale un carguito».

Con lo que estamos viviendo en nuestro país, (paro, corrupción, falta de valores y ética, una educación pobre, falta de competitividad, etc…) y lo que nos tocará vivir. Nuestra casta política parece que sólo le importa que no les muevan de su escaño, porque al fin y al cabo dónde se van a ver en otra. Para ello emplean todos los medios a su alcance, tanto económicos, como de presión, que comparado con los que utilizan las mafias, dejan a estos, en un simple juego de niños. Que si un carguito, que si un contrato, que si una subvención, o vaya usted a saber qué.

Pero en cuanto los ciudadanos libremente expresan su descontento en forma de silbidos y abucheos, nuestros dirigentes, empiezan a decir que si son grupos radicales de uno u otro signo, que hay que crear un protocolo para impedir que se produzca ese descontento, o como en se vio en el desfile militar de la Hispanidad alejando a los asistentes casi medio kilómetro, para que se amortiguara sus gritos de descontento.

Los distintos Gobiernos, desde el central pasando por los autonómicos, subvencionan a los sindicatos y a la patronal, mediante cursos, ayudas y otros conceptos, para que estos caigan en un estado de adormecimiento y letargo, y no sirvan realmente esos fondos para mejorar la competitividad tanto empresarial como laboral, sino para comidas y gastos de representación de sus dirigentes.

Ahora nuestra clase política, anda enfrascada en dar una vuelta de tuerca más a nuestros recortes de libertad. El esperpento en la elección de los miembros del Tribunal Constitucional, en el Poder Judicial y en la Fiscalía, es otra muestra de cómo unos y otros quieren controlar la Justicia, no sabemos bien para qué. ¿Pero no existía la división de poderes?

Si a eso le sumamos que cuando un periodista o medio de comunicación molesta por sus declaraciones o sus artículos de opinión, a sus señorías, ponen a su alcance toda su maquinaria para silenciarle y vetarle. Si esto no es posible, para que la gente vea una no transparencia y respeto a la libertad de prensa, se le subvenciona y coacciona en forma de publicidad institucional.

Algunos políticos, ni saben escuchar, ni ver la realidad social de esto que antiguamente se llamaba España. Ya no miran ni por los intereses ni el bienestar de los ciudadanos, sino por su propio interés personal, de cómo estar pegados a su escaño con cemento armado, al igual que su cara.

Ángel Calzada

 

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