El periodista encargado de hacer la entrevista al presidente, Carlos Herrera, hizo su análisis:
Éste [Zapatero] no se va. Aguanta el tirón de la legislatura para placer de sus seguidores y odio de sus contrarios.
Zapatero afirmó ser partidario de unas elecciones primarias y que quiere que el próximo líder del PSOE tenga los mismos derechos de elección que él tuvo. Pero no quiso desvelar si será él el candidato, ni cuándo hará pública la decisión. Sí señaló que su no depende del resultado de los próximos comicios autonómicos y municipales.
La sensación de Herrera es que Zapatero quiere seguir. Ha dibujado un panorama positivo de la realidad económica del país, no ha hecho ni la más mínima autocrítica y sobre las medidas que ha tomado el Ejecutivo para hacer frente a la crisis, defendió que «se han hecho cuando eran necesarias».
Las reacciones ante sus declaraciones se hacen patentes el 5 de enero de 2011 en todos medios de comunicación. El columnista de El Confidencial Antonio Casado comenta uno de los temas estrella de la entrevista, la sucesión de Zapatero, en su columna —Rodríguez Zapatero podría estar preparando la evasión–. Para Casado, la actitud de Zapatero al micrófono desvela que no se presentará en las elecciones del 2012 por tercera vez:
Solo así tendría sentido su insistencia en pregonar ese necesario pero doloroso reformismo («cueste lo que cueste», suele decir él), que supone ganar la confianza de los mercados y perder la de los electores. La ecuación se viene verificando en las encuestas desde el famoso «tijeretazo» de mayo.
Cada vez que Zapatero da un nuevo paso en su política de ajustes, dictada por los mercados y no por sus electores, se abre un poco más la compuerta y aumenta la fuga de votos. La mayoría a la abstención, muchos a Izquierda Unida y poquísimos al PP. (…) Cuando un político actúa sin importarle la pérdida de votos es que está preparando la evasión.
Carlos Alsina, en La Razón, habla de un Zapatero que manipula lo que muestran cifras y porcentajes de la maltrecha economía española en su columna —El géiser numérico–.
Se ha convertido en un géiser numérico, un experto en inundar sus entrevistas de porcentajes ciertos pero parciales que él interpreta interesadamente como si su lectura fuera la única posible.
A lo que Alsina añade la fijación de Zapatero con Aznar.
Siete años después, aún late en su discurso, a la defensiva, la fijación por hacerse bueno contrastando sus números con los que heredó. Las pensiones están hoy congeladas, pero son más altas que con Aznar. Los parados son el veinte por ciento, pero están más protegidos que con Aznar. En realidad, Zapatero no ha competido nunca con Rajoy, sigue compitiendo ¡con Aznar!.