El efecto de la «pócima mágica» de Tomás Gómez tiene fecha de caducidad, la noche del domingo 22 de mayo
No se queden en la nata que asoma, pasen y vean. La pelea de Lissavetzky y Gómez a cuenta de las listas no es más que la prolongación de la batalla de poder de Ferraz por otros medios. Lissavetzky es el candidato de Rubalcaba, (también de Blanco pero el Ministro de Transportes pinta menos), y Tomás Gómez es el que ganó las primarias en contra del aparato del partido que se dio un «aparatazo» en toda regla porque cuando se quisieron dar cuenta se les había derrumbado el chiringuito.
La chispa que encendió la bronca fue el empecinamiento del candidato a alcalde de Madrid, por meter un sexto nombre en la lista electoral de las municipales. Gómez le dejaba, como había ocurrido antes, merter a cinco de los suyos entre los primeros 20 -el PSOE sacó 18 concejales en los últimos comicios- pero el mandamás de la PSN se negó en redondo.
Y escribe en ABC Rafael Martínez Simancas -«Callao pero no tanto»– , uno de los periodistas que mejor conoce y analiza la política madrileña, que a Gómez eso no se lo van a perdonar mientras tengan memoria, y hasta las elecciones le van a ir suministrando pequeñas dosis de malestar, evidentemente las dosis se verán reforzadas en caso de que no alcance el poder.
El efecto de la «pócima mágica» de Tomás Gómez tiene fecha de caducidad, la noche del domingo 22 de mayo.
El último incidente es la discusión acerca de las listas, en este caso Lissavetzky ha querido disputar el partido de vuelta de las primarias que perdió en razón de ser candidato próximo a Trinidad Jiménez.
Pero la discusión no acaba aquí, ni mucho menos.
Es evidente que al votante se le transmite una sensación poco calmada, pero mientras dure la pugna en Ferraz no va a encontrar sosiego el PSM, aquello que Juan Barranco definió como una «máquina de picar carne».
Podía haber dicho que era un jardín florido pero hubiera faltado a la verdad, en el PSM se dan argumento suficientes para escribir una novela negra a la semana, (de hecho Leguina trabajó mucho ese género, y con éxito).
Los de Callao no callan y los de Ferraz no dejan de tocar las palmas.
Esto no ha acabado aún, reserven sus sillas para ver la pelea.