Hablemos del futuro. El resultado de las próximas elecciones municipales y autonómicas es fundamental para determinar el camino que debe emprender el PSOE. Y de momento, en espera de saber si el efecto del anuncio de Zapatero es un revulsivo o un hándicap, las encuestas pintan muy mal.
Es posible que se pierdan casi todas las comunidades autónomas en poder socialista. Incluso algunas como Extremadura, Castilla La Mancha y Asturias, que parecían inexpugnables están en peligro. Y por supuesto las capitales de provincias más importantes.
Pero siendo muy importante el resultado de las elecciones, no debiera serlo menos una reflexión profunda sobre el futuro del socialismo en España, sobre el modelo de partido, sobre el papel de los militantes y sus posibilidades de participación, sobre el control de las bases de la cúpula y si el modelo personalísimo de dirigir el partido que ha tenido Zapatero es lo que corresponde a un partido democrático y de izquierda.–Carme Chacón y el estado mayor de su campaña (O como los medios públicos se convierten en privados)—
Y sobre todo, si existe la posibilidad de construir un proyecto alternativo al del neoliberalismo que está destruyendo el estado del bienestar y aumentando las diferencias entre los que más tienen y los que menos disponen. ¿Tiene el PSOE que volver a recuperar su ambición redistributiva?
Primera pregunta que habría que responder con sinceridad: ¿la desafección de los ciudadanos hacia la política y la de los votantes socialistas hacia el PSOE, es sólo producto de la crisis o venía encapsulada como un huevo de serpiente por la forma de operar del partido socialista y del Gobierno?
Siguiendo las series históricas del CIS se comprueba que no es sólo por la crisis económica. El fenómeno se agudiza, pero tiene un papel determinante la tozudez inexplicable del presidente en reconocer la crisis, que cuando todo el mundo la estaba anunciando la despreció hasta el punto de regalar a todos los contribuyentes cuatrocientos euros en el año 2008, liquidando casi todo el superávit en una medida de carácter netamente populista.
Y luego un conjunto de promesas voluntaristas de que la crisis no la pagarían los más débiles. Y a continuación, de la mano de Elena Salgado, los mayores recortes de la historia de la democracia moderna en España.
El verdadero consejo de ministros y comisión ejecutiva de la época de Zapatero no se reunía en el salón de consejos de Moncloa ni en Ferraz. Una serie de amigos personales han sido de hecho los únicos que han tenido acceso a un debate con el presidente, que no entiende la labor de equipo.
La comisión ejecutiva no ha sido un órgano de gobierno del PSOE sino de asentimiento de las decisiones previas de Zapatero. Estas afirmaciones, que yo considero hechos probados, irritan sobre manera al núcleo duro de Zapatero.–Un Tsunami en un vaso de agua, pero con radiación nuclear—
¿Cuánto tiempo seguirá existiendo esa guardia pretoriana? Podríamos analizar las modas que ha tenido en sus años de gobierno. Desde la eclosión de los independientes en el Consejo de Ministros y en las cabeza de listas de agrupaciones importantes -Bernard Soria, César Antonio Molina, Mariano Fernández Bermejo- hasta el descubrimiento del Ministerio de Igualdad, que siendo una decisión arriesgada y valiente, después fuer arrojado a la derechona, dejando en muy mal lugar a una mujer que defendió con dignidad y eficacia ese nuevo objetivo, que era imprescindible para Zapatero en el mes de marzo, y que dejó de tener sentido en el mes de septiembre.
Desde la ocurrencia de nombrar a Miguel Sebastian candidato a la alcaldía de Madrid, con los peores resultados de la historia, hasta la persistencia en mantenerlo como ministro cuando las encuestas y la realidad determina el fracaso estrepitoso de su trabajo, primero como jefe de la oficina económica del presidente y luego como ministro de Industria. Una forma tan personal de ejercer el poder con tantos errores ¿no conlleva responsabilidad política?
La escandalosa gestión de los medios de comunicación hizo dar nuevas licencias de televisión para proceder cinco años más tarde a un proceso de fusiones. Televisión Española ha sido un escándalo de amiguismo en todos los años que Luis Fernández y la cuadrilla de amigos de Miguel Barroso beneficiaron a la Sexta con contrataciones y ventas de producto que no tenían ninguna justificación.