A vueltas con España.- Los flecos del final de ETA.

MADRID, 23 (OTR/PRESS)

ETA ha anunciado que deja de matar pero no se ha disuelto. En realidad, como reconoce el propio Rubalcaba, ex ministro del Interior, ninguna organización terrorista se disuelve hasta que sabe qué va a pasar con sus presos. Un ejemplo próximo: el IRA dejó las armas en 2005, siete años después de sellar la paz.

¿En qué grandes espacios se va actuar ahora? Básicamente, dos: el político y el judicial, en este caso para analizar tanto la situación de los presos como para formalizar la entrega de las armas.

En el escenario político es quizá donde todo está más claro: los ciudadanos votan y las instituciones se gobiernan con mayorías parlamentarias que legislan. Los abertzales tendrán la fuerza que le den sus votantes y podrán participar no solo en la elaboración de las leyes ordinarias, sino también en una eventual reforma estatutaria y/o constitucional.

En el plano judicial, los terroristas tendrán que someterse a las leyes, a sabiendas de que éstas, como advierte el juez Garzón, siempre se pueden modificar en función del escenario en el que nos movamos y ante una disolución absoluta. En todo caso, Garzón distingue entre etarras condenados, pendientes de juicio, en paradero desconocido y etarras aún pendientes de someterse a la acción de la justicia.

Rajoy dice que lo que hay que hacer con los terroristas es aplicarles la ley «y punto» -una expresión muy de Fraga-, y Rubalcaba comenta que lo que haya que hacer se deberá consensuar con los partidos políticos democráticos en la próxima legislatura. El ambiente no parece malo. Incluso el diario ‘Gara’ subraya que en Euskal Herria se ha abierto un tiempo de esperanza, esta vez bien fundada. Iremos viendo que pasa.

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