MADRID, 04 (OTR/PRESS)
Cuando Merkel asegura que nos esperan «años de dificultades» y Mariano Rajoy dice que «esto no está para cenas», habrá que empezar a pensar en tomárselo en serio. Nos adentramos en un mes de diciembre bronco, en el que «muchas cosas han de ocurrir y en el que todo puede comenzar a enderezarse… o torcerse aún más», como comentaba ayer, con una sonrisa entre burlona y resignada, un interlocutor a quien se considera llamado a ejercer altas responsabilidades.
En esta semana que comienza, los titulares van a estar acaparados por Europa. La ‘cumbre del euro’, ya inequívoca y no sé si muy democráticamente pilotada por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, suscita no pocas aprensiones. Y tensiones. Los gobiernos europeos sondean, con enviados especiales a Berlín y París, el clima antes de que, este fin de semana, empiece un cónclave que todos consideran decisivo. Y aseguran que el pacto francogermano también está averiguando discretamente hasta qué punto los otros miembros del club están dispuestos a ceder soberanía fiscal -que es como ceder casi toda la soberanía- en beneficio de la Unión.
Dos días antes, muchos de los miembros de ese club se verán las caras en Marsella, en la ‘cumbre’ del Partido Popular Europeo, donde Mariano Rajoy va a ser la figura más novedosa, al menos en su actual condición de presidente ‘in pectore’. El activo secretario general del PPE, Antonio López Istúriz, militante del PP desde los primeros tiempos de Aznar, se ha asegurado de que esta vez Rajoy -cuya afición por la vida diplomática es perfectamente descriptible- no sea personaje de segunda fila. No se lo puede permitir, ni puede dar la apariencia de ser un testigo mudo de lo que decida el conglomerado ‘Merkozy’. Entre otras cosas, porque sabe que hay estudios que demuestran que el euroescepticismo, por decir lo menos, está incrementándose de manera alarmante en España, entre otras naciones del Viejo Continente. Y ese es un dato a tener muy en cuenta.
Luego, tras esa ‘cumbre’ europea de cuyos resultados poco puede ahora anticiparse, vendrá, en España, todo lo demás: la constitución del Parlamento, la investidura de Rajoy, el nuevo equipo de Gobierno, el primer Consejo de Ministros, las primeras medidas de ajuste… Va a ser un ritmo informativo verdaderamente frenético el que nos espera ya a la salida de este ‘puente’ festivo de un país que, ya se ve, no está para cenas, sino para tragar sapos.