Opinión / Concha Minguela

Vergüenza ante la brutal carga policial

Vergüenza ante la brutal carga policial
Concha Minguela. PD

Una imagen vale más que mil palabras. Cuando se trata de mil imágenes, el equivalente es un millón de palabras. Sin palabras se ha quedado la izquierda valenciana, los grupos y organizaciones sociales y la prensa «casi» en bloque, ante las brutales y desproporcionadas cargas policiales contra los estudiantes de secundaria valencianos que protestaron por las recortes en Educación. De nada sirven las tibias explicaciones de responsables del Partido Popular y de miembros del Gobierno, dando a entender que las manifestantes violaban los derechos del resto de ciudadanos al cortar, sin permiso, el tráfico de las calles céntricas de la ciudad del Turia.

La delegada del Gobierno valenciano, Paula Sánchez de León, que ha recibido a delegaciones del PSOE valenciano, a miembros de la dirección docente valenciana, y a los propios estudiantes, ha justificado la actuación de la policía, contra la evidencia de las salvajes imágenes, insinuando que fueron los cuerpos policiales los agredidos por los estudiantes y que la actuación de éstos sólo fue defensiva. El papel o el discurso pueden soportar cualquier manipulación, pero ahí están los vídeos, que deberían avergonzar a los responsables de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado y llevar a dimisiones inmediatas.

Por si esto fuera poco, la delegada Paula Sánchez de León, compareció en rueda de prensa, sin inmutarse, ante un Jefe Superior de la Policía, Antonio Moreno, que se dirigió a los estudiantes como «el enemigo» y se quedó tan ancho. Mientras algunos medios entregados, advierten de que no debemos «parecernos a Grecia», en consonancia con las palabras del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que pide un poco de mesura para «cuidar la imagen» de España, en alusión a los lamentables disturbios de Valencia, los telediarios de los principales canales europeos destacan la dureza de la actuación policial criticando que la policía española no sepa distinguir entre estudiantes, muchos de ellos menores, y auténticos vándalos descontrolados.

Merecemos una policía preparada para actuar frente a protestas de adolescentes de instituto que están en todo su derecho de preocuparse, y llamar la atención, sobre su negro futuro en medio de una crisis que recorta a marchas forzadas los derechos y las esperanzas de todos los españoles. Y si los jefes policiales no saben controlar una protesta juvenil, que muestra los libros cómo única y peligrosa arma, más vale que dimitan porque de otro modo son ellos los que ofrecen una lamentable imagen de una España autoritaria más propia de otros tiempos, por fortuna, ya pasados.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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