Nos parecía el más sensato de los ministros de la derecha de Rajoy. Pero ayer nos dejó a todos un poco asustados con su discurso vehemente sobre la defensa de la vida y en contra del aborto. Nos habló de que toda mujer tiene derecho a tener a su hijo y no verse obligada a abortar por una supuesta «violencia estructural de la sociedad».
Y una se pregunta si el ministro de Justicia estaba pensando que vivimos en Suecia o en un país nórdico donde los derechos sociales y el bienestar están a años luz de los nuestros. Si habláramos de Escandinavia, donde una mujer soltera puede tener un hijo porque el Estado le paga un techo y un sueldo al menos hasta que su niño pueda ir a secundaria, podríamos entender a Gallardón.
Si habláramos de estos países, avanzados en socialdemocracia, en los que las madres de bebés y niños pequeños pueden reincorporarse a su trabajo, en la misma categoría pero eligiendo el número de horas que quiere trabajar, e igual sueldo, dedicando parte de la jornada a cuidar al hijo, si esto fuera así, seguramente muchas mujeres no sólo no se plantearían abortar, sino que serían muchas más las que libremente decidieran tener hijos. Como así sucede en estos países del norte de Europa.
Pero vivimos en nuestra España, donde los recortes de la Reforma Laboral y los ajustes para controlar el déficit, pronto nos harán pagar las medicinas y la asistencia hospitalaria. Dónde el que no puede pagar su hipoteca, o alquiler, es desahuciado y echado a la calle. Donde más de un millón de hogares no recibe ni un solo sueldo. No sé si debemos entender, del discurso del señor Gallardón, hoy en el Congreso, que nos estaba anunciando una nueva ley de defensa de la vida mediante la cual el papá Estado pagará a las madres solteras un sueldo para vivir y mantener al niño.
Si no es así, replantearse a estas alturas que la decisión de abortar de la mujer no es un derecho individual y que tiene que ir vinculado a decisiones legislativas, es una regresión incomprensible. Por los comentarios que ha suscitado tan delirante discurso, creo que somos muchos los que no hemos entendido la alternativa que plantea el ministro, si es que plantea alguna. Si así fuera, Gallardón sueña. Si no es así, es aún peor, porque entonces pretende retrotraernos a la edad de la prehistoria.