Unos y unas hacen como que contestan a otros y otras que hacen como que preguntan.
«Con el cinismo y desparpajo que da el sentirse impune, golfos entre otros golfos apandadores, han ido desfilando por el Congreso de los diputados y diputadas en mediática pasarela mohatra del saqueo, la estafa y el abuso muchos de los más renombrados y aplaudidos próceres y próceras de la pertinaz Monarquía arrebatacapas que tenemos el honor y suerte de disfrutar. Los MAFO, los Gayoso, los Rato, la niña Elenita de pitiminí…Todo un paripé que une al saqueo impune del ciudadano la burla, la befa, el escarnio de la Justicia y de la más elemental decencia. Unos y unas hacen como que contestan a otros y otras que hacen como que preguntan.»
«Para entender mejor lo que pasa no hay sino como releer los grandes autores de nuestro género por antonomasia: el picaresco, gran aportación de estos católicos reinos a la
Historia de la Civilización cristiana y la Cultura occidental.
Las leyes de Monipodio explicadas por nuestro gran Cervantes en las que el avisado lector podrá poner caras a cada agente del hampa de hoy. O el menos célebre, pero no menos lúcido, Estatuto y Leyes de los ladrones del Doctor Carlos García. En él se explica que: (no) nos gobernamos por sólo apetito de hurtar, sin otras leyes ni razón, siendo muy al contrario, pues no se hace entre nosotros cosa alguna que no esté reglada con razón , estatutos, leyes y premática, castigando al que de otra suerte ejercitaren nuestra arte.»
«Tenemos primeramente un capitán y superior a quien toda suerte de ladrones obedece, el cual ordena y dispone los hurtos que hay de hacer, nombrando a las personas que a propósito le parecieren para ello y eligiendo los más astutos y sagaces de la compañía para los hurtos más intrincados y peligrosos. Y en esto hay buen orden y gobierno, que no hay persona entre nosotros que se descomida un punto, ni pase los límites de su comisión, emprendiendo uno lo que está a cargo del otro, ni entremetiéndose en más de lo que su capacidad alcanza. Y advierta vuesa merced que éste es el punto más esencial de nuestra república, por cuyo desorden se pierden hoy tantas.»
«Todos a una, la abigarrada tipología del Régimen borbonero con unidad de poder y especialización de funciones: el Partido, la Caja de Aforros, la Prensa y el Sindicato desfila por la pasarela Mohatra: descuideros, santiguadores de bolsillos, salteadores, estafadores, capeadores, grumetes, apóstoles, duendes, maletas, cigarreros, cortabolsas, sátiros, devotos, mayordomos, dacianos…»
«Conviene destacar aquí el singular problema de la democratización del hurto y sus consecuencias: Porque esta noble arte de hurtar estuvo siempre, como ya dije a vuesa merced tenida en grande consideración entre la gente más calificada del mundo. Pero, como no hay género de virtud o nobleza que no sea invidiada de la gente plebeya y vulgar, se hizo andando los tiempos, tan común y ordinaria, que no había remendón ni ganapán que no quisiese imitar la nobleza en ser ladrones. De donde y del poco recato y demasiada desenvoltura que en esto había vino a menospreciarse de tal suerte que los que públicamente la ejercitaban, eran castigados con pena muy afrentosas y tenidos por infames.»
«Pero, como todas las cosas deste mundo tienen su contrapeso y declinación, ordenó el tiempo que este abuso se remediase, buscando un medio de hurtar sin castigo, y de tal suerte disfrazado, que no solamente el huerto no pareciese vicio, pero fuese estimado por rara y singular virtud. Para este fin inventaron muchos buenos entendimientos la variedad de oficios y cargos que hoy se practican en la república, de los cuales cada uno se sirve para hacer su agosto y enriquecerse con hacienda ajena.»
«La pasarela mohatra no puede ser cosa distinta que otra farsa: ninguno de la compañía puede tener contienda, riña o disputa con otro, sobre cualquier materia que sea, si no
fuere fingida y cautelosa, por evitar alguna sospecha que se pudiere ofrecer.»
«Al cabo, como en toda cleptocracia bien gobernada y la nuestra lo era ejemplar, se práctica la justicia distributiva: de todos los hurtos se saca primeramente el quinto,
para satisfacer con él al que nos perdona los azotes, destierro, galeras y horca, y de lo que queda se saca el diezmo para obras pías, cuales son socorrer los enfermos y necesitados de nuestra compañía, rescatar los encarcelados y remediar las afrentas que se hacen a los que no tienen blanca….el agresor del hurto lleva la parte igual con el capitán por el trabajo y peligro en que se metió; los cómplices, el tercio y los espías, el quinto.»
«Fuese y no hubo nada. Con más de cuatro siglos de I+D+i no necesitamos importación alguna de tecnología. Ni a Lehman Brothers ni las mañas de su jefe español De Guindos. Continúa el viejo espectáculo de la antigua farsa. Si acaso con nuevas tecnologías.»