Monta una reunión en la sede de Génova

El ministro Luis de Guindos mueve ficha en el PP

Escribe Antonio Martín Beaumont que el titular de Economía quiere dejar de ser el "contratado"

Después de sus choques con otros ministros y consciente del rechazo generado en las filas populares -incluso al más alto nivel- por algunas decisiones, el de Economía intenta solucionarlo

Algo se mueve en el Partido Popular. Opacado por la crisis económica, que parece devorarlo todo’ y en medio del sesteo veraniego donde se mecen habitualmente los políticos, la sede del PP en la madrileña calle Génova asiste entre estupefacta y divertida a todo tipo de jugadas.

Por un lado está el retorno de javier Arenas y su casi inevitable choque con María Dolores de Cospedal.

Por otro, la jugada que parece estar poniendo en marcha el ministro de Economia Luis de Guindos.

La pieza es de Antonio Martín Beaumont, cuyo conocimiento de los entresijos del Partido Popular no tiene parangón.

El director de Elsemanal, y columnista de ‘La Gaceta’, citando sus buenas fuentes en la sede popular de la madrileña calle Génova, afirma este 31 de agosto de 2012 en su columna que, después de sus choques con otros ministros y consciente del rechazo generado en las filas populares, el flamante y poderoso ministro de Economía intenta afianzar su posición.

Génova 13 fue escenario esta semana de algo más que un encuentro de Luis de Guindos con el equipo económico del PP.

Una cita que permitió al ministro exhibirse además junto a los vicesecretarios generales de Organización, Carlos Floriano, y de Estudios y Análisis, Esteban González Pons, que se ocuparon de recibirle a las puertas de la sede.

En su regreso post vacacional a escena, el titular de Economía buscó el calor de las siglas.

La escenificación, solicitada por el propio De Guindos, ha sido interpretada entre dirigentes como un intento de dejar atrás el perfil de outsider y, por ende, el mote de ‘contratado‘ acuñado entre populares.

Su desapego por la disciplina del partido, en el que no ha militado, le han ido situando en una posición embarazosa.

Los choques de Luis de Guindos con compañeros de Gobierno como Cristóbal Montoro –por cierto se profesan una antipatía mutua– y hasta con José Manuel García Margallo o Pedro Morenés le han empujado a cortejar al PP. O, al menos, procurar una aproximación.

No lo tiene fácil. El tecnócrata De Guindos ha notado las miradas inquisitoriales de muchos cargos populares desde que tuvo la ocurrencia de nombrar secretaría de Estado de Investigación a Carmen Vela, miembro de la Plataforma de Apoyo a Zapatero y, erre que erre, una activa participante de la campaña de Rubalcaba.

A partir de ahí, han sido más las desavenencias del PP que los acuerdos con el ministro.

Incluso José María Aznar hizo llegar su disgusto con el titular de Economía cuando éste forzó la salida por la puerta de atrás de Rodrigo Rato de Bankia.

En realidad, numerosas batallas difícilmente se hubieran producido de existir una vicepresidencia segunda que coordinase las competencias económicas.

Pero Mariano Rajoy se negó a hacer de menos a Montoro y esa decisión ha agrandado muchas grietas del Ejecutivo.

 

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