En América dicen que un conservador no es más que un progresista asaltado por la realidad. ¡Americanos, qué tipos tan primarios! En España uno no necesita hacerse conservador para comportarse como Scrooge en un día malo; la etiqueta es lo que importa, la tribu, el lema. Lea a El Trasgo en La Gaceta.
Eso es progreso. Por ejemplo: el empresario. El empresario es el malo, el enemigo a batir, el poder en la sombra que se frota las manos y saliva al pensar en despedir a la mitad de su plantilla y mantener a la otra mitad en condiciones de semiesclavitud. El problema es que el rojo listo acaba siendo empresario, ya se llame Jaume Roures, Ignacio Escolar o Andreu Buenafuente, y cuando acaba de hacer los sesudos comentarios o los chistecitos contra la patronal, se encierra en su despacho con su director financiero y aplica exactamente las mismas medidas que cualquiera, si no peores (ver Roures-‘Público’, de manual).
CABREOS IMPORTANTES
«Compre Despidifrén, contra los estados carenciales de mano dura con el trabajador. Elimina los escrúpulos. Con AcidoAcetilFiniquito y Parocetamol. Olvide los problemas de conciencia. Despidifrén 600». Esta cosa tan carcajeante, jajajaja, qué malotes son los empresarios, es uno de esos guiños rojillos de ese payaso ascendido que es Andreu Buenafuente. «Esta propuesta es de un empresario. Puede provocar cabreos importantes a los trabajadores. En caso de finiquitos altos, pida ayuda al Gobierno». ¡Ay, que me parto! «¡Cabreos importantes a los trabajadores!». Lo malo es cuando los trabajadores de uno tienen esos «cabreos importantes». Entonces, todo cambia. Porque sucede que nuestro buen Buenafuente, tiene una empresa, El Terrat, y El Terrat va a aplicar un ERE, que no es como los ERE de los malos, porque, hey, Buenafuente es tan progre como el que más, y sus ERE lavan más blanco.
Leo en ‘ABC‘: «Buenafuente sobre el ERE de El Terrat: ‘Me jode que veamos a los empresarios como chungos«. Ahora, claro. Porque, leo también en ‘Libertad Digital‘, que cuando visiblemente afectado el presidente de Nissan España anunció el ERE que su empresa iba a acometer en su planta catalana, Buenafuente debió verlo «chungo» y todavía no «le jodía»: «Hello Kitty. Tú tienes los woks más grandes de Okinawa. Te ha salido del tamagochi decir sayonara trabajadores… Hay que ser muy Mitsubishi [para hacer un ERE]. Esto huele a sushi podrido». ¿A qué huele el ERE de El Terrat, Andreu? Para usar ese lenguaje deslenguado que tanto te gusta usar y tan famoso te ha hecho: ¿A que jode, Andreu?
«Si tienes una empresa en España -ha dicho el cómico favorito de la izquierda light en una extensa entrevista en ‘Jot Down‘- eres un hijo de puta«. Bueno, Andreu, no sé. ¿De qué depende? ¿Quién forma las opiniones de los españoles desde pequeños, sino la estrellitas de la tele, estrellitas repelentes, Buenafuente, repelentes como tú?
Espere, espere, que sigue: «Los ERE tienen muy mala imagen (…) y me jode bastante, porque cuando tú das trabajo parece que es tu obligación y que Dios te ha señalado con un dedo, y tus trabajadores dicen ‘claro, tú me das trabajo porque tienes que dar trabajo». No sé ustedes, pero yo daría algo, bastante, por ver a este rojillo de salón que tanto dinero ha hecho a base de guiños a la izquierda dirigiéndose a la masa de indignados con estas palabras, sin ahorrar una coma. Venga, Andreu, con un par.
LA DERECHA INGRATA
Pero la tesis de este trasgo, recuerden, es que en este país la ideología va por un lado y la conducta por otro, y ahora le toca a uno del otro lado que, por lo demás, me cae genial y siempre me ha parecido la sensatez personificada. Hablo de Pedro Schwartz, uno de los liberales más claros y coherentes de nuestro país.
«Cabreo del liberal Pedro Schwartz tras levantarle el coche oficial«, leo en ‘El Confidencial‘. ¿Qué hace un adalid del libre mercado como tú en un organismo fantasma como este? Me refiero al Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid, un organismo consultivo sin ninguna relevancia, aunque con 18 personas en nómina y presidido por don Pedro. No haré sangre: es sólo una prueba (menor) de que en todas partes cuecen habas.
¿Sabía usted que «sin la política que Carrillo impuso en el Partido Comunista, ya desde la dictadura, a favor de la burguesía, ni la Transición hubiese sido dirigida por los franquistas ni existiría en España Monarquía ni el PP gobernaría hoy con mayoría absoluta?». Yo tampoco, ni idea.
Afortunadamente, la veterana feminista Lidia Falcón me ha abierto los ojos con su columna «La ingratitud de la derecha«. La derecha tendría que besar por donde pisaba ese amigo de los peores tiranos que conoció el siglo pasado, adalid de la ideología que más crímenes de Estado ha causado en la Historia. Oh, lo que aprende uno leyendo ‘Público.es‘…