No digan que no se lo dije (gran bostezo): la calle es el mensaje. Lea a El Trasgo en La Gaceta.
Entre la gripe otoñal, que no hace acepción de personas y llueve sobre justos y pecadores, y lo monótono de la actualidad publicada, tan decidida a agotar la irrelevancia (¿crisis del periodismo?, ¿y a quién le extraña?), he decidido tomarme el día libre y dejar la sección en manos de mi documentalista, una chica con mucho talento. Vean:
«Esto me pone enferma», me dice, clara como el día y sin pelos en la lengua. Se refiere a «Una reforma educativa que olvida al profesorado«, en ‘Nueva Tribuna‘. No tengo ni que preguntarle por el motivo de su santa indignación: «Como si las reformas del sistema educativo, o del sanitario o de la Administración en general tuviesen que hacerse para que estén contentos profesores, médicos o funcionarios».
ARGUMENTOS, ARGUMENTOS…
‘Manca finezza’, ¿no creen? Estoy por decirle algo, pero mejor así: hacerle ver que, naturalmente, los departamentos estatales están pensados principalmente para uso y disfrute de sus administradores y son un mecanismo keynesiano sería acabar con su inocencia, un pecado del que no me quiero hacer culpable.
«Oigan ustedes: son empleados PÚBLICOS», continúa, inexperta, su diatriba. «Para servir al ciudadano. Y tienen las santas narices de quejarse. Hay millones de parados que también pagan su sueldo y que matarían por un puesto como el peor de cualquiera de ustedes». No se lo tengan en cuenta, en serio, aún tiene mucho que aprender sobre las formas de expresión permitidas en una sociedad civilizada. Sigue mascullando cosas que la pluma no puede, no debe repetir. Sigue con el asunto, pero en términos tan políticamente incorrectos que tendré que glosarlos.
Se asombra de que los organizadores pongan como ejemplo de reformas ‘buenas’ las tres socialistas, que lo fueron en el sentido de satisfacer a su cliente real, es decir, el profesorado. En cuanto a su impacto sobre los alumnos… Bueno, el Informe PISA no ha sido estos años especialmente benévolo con los resultados de la Logse en nuestra juventud pero, hey, no se puede tener todo.
NO HAY FORMA DE HACÉRSELO ENTENDER
«Bueno, ¿y lo de los padres de alumnos?». Me lo dice y preveo que va a empezar a dolerme la cabeza. Se refiere a la noticia aparecida en ‘Público.es‘, «Los padres dicen que la huelga ‘ya es un éxito«.
Cita ‘indignada’: «Cada día resulta más difícil levantarse por las mañanas y decir a nuestros hijos que no podrán estudiar, que no podrán comer en el colegio adecuadamente», dice el portavoz de la Ceapa.
Se la llevan los diablos. Mi encantadora pero temperamental documentalista pretende que la obligación de alimentar a los hijos corresponde a los padres y no al Estado, la muy retrógrada, con el argumento de que, al no tener el Estado dinero propio, significaría que yo soy el responsable de alimentar a tus hijos. Y de ahí no la sacas.
«Sí, claro, no es fácil levantarse por la mañana y mentirle a tus hijos», fulmina. «Porque si no van al colegio es por decisión tuya». De verdad, luego no me extraña que José María Izquierdo nos vea feroces. Y eso que, por regla general, no damos voz de forma tan directa a lo que piensa la gente normal.
Me llama la atención sobre este párrafo: «Con las políticas del PP ‘los alumnos dejarán de ser ciudadanos librepensadores para ser mano de obra barata y la escuela nunca puede estar al servicio del mercado’, dice una madre»
SOFLAMAS ESTUDIANTILES
De perdidos al río: les dejo con sus comentarios, editados sólo para eliminar expresiones malsonantes: «¡No me fastidien! ¿Librepensadores, dónde? Y no, claro, la escuela no puede estar al servicio del mercado… ¿Y dónde se supone que van a acabar trabajando los librepensadores estos que quiere esta madre? ¿Todos funcionarios?».
«Dice la misma madre, defensora del librepensamiento… ‘¿Qué tipo de país quiere construir [Wert] diciendo que sobran profesores?’. Pues un país en donde salgan las cuentas, buena mujer…». Esta mujer -y no me refiero a la madre- va a acabar con mi reputación. Maldita gripe.
Me pasa esta otra noticia de ‘Público.es‘ -«Vosotros sois los ‘ninis’: ni nos dejáis estudiar ni nos dejáis trabajar»- al borde de la apoplejía, sin querer hacer comentarios, lo que le agradezco. Se limita a llamar mi atención sobre esta «preciosas soflamas estudiantiles» (sus palabras, no las mías) como: «Hoy estamos dando una lección al cavernícola de Wert. Aunque nos llame terroristas, el único terrorista es él, que destruye la educación pública» [Tohil Delgado, secretario general del Sindicato de Estudiantes]; «No permitiremos que deis marcha atrás al reloj de la historia» ; [la retirada del anteproyecto de ley de reforma educativa] «sólo permitirá estudiar a los ricos»; «No a la educación franquista. Wert dimisión»; «Wert, capullo, recórtate lo tuyo».
¿He dicho que mi documentalista es rubia? Pero cuando lee la prensa de izquierdas su pelo adquiere un distinto tono rojizo.