Ramoneda en El País: "La democracia, en peligro"

La Razón no ve el ‘pensionazo’ de Rajoy: «El Gobierno subirá un 2% las pensiones»

Nacho Escolar: "¿Cuánto vale la palabra de Mariano Rajoy? ¿A qué precio cotiza su credibilidad?"

La Razón no ve el 'pensionazo' de Rajoy: "El Gobierno subirá un 2% las pensiones"
Rajoy en la portada del diario La Razón del 2 de diciembre de 2012 La Razón

Una manifestación, una huelga, una concentración pueden ser un fracaso o un éxito según. Nadie espera que El País califique de «masiva» o «multitudinaria» una manifestación provida o que ABC recoja como un éxito sin paliativos una marcha sindical. Lea a El Trasgo en La Gaceta.

Bueno, es casi tradición; nadie pretende que una marcha vaya a decidir nada trascendental de hoy para mañana y, hasta cierto punto, es opinable.

Otra cosa es cuando hablamos de asuntos de más sustancia como, no sé, las pensiones. Leía el sábado abriendo mi periódico -y el suyo- «Pensionazo. Promesa incumplida«. Vamos, que Rajoy les ha metido un rejón a los jubilados de dejarlos tiesos, si es que las terminaciones en «-azo» siguen significando lo que han significado siempre.

Por eso me deja perplejo leer en la portada de La Razón del mismo día: «El Gobierno subirá un 2% las pensiones inferiores a mil euros«. Tengo que incluir los dos subtítulos: «La medida favorece al 75% de los jubilados mientras el resto cobrará un 1% más en 2013» y «Se revalorizan por debajo del 2,9% del IPC para ahorrar 3.800 millones y cumplir el déficit». ¡Yupi! ¿No? ¿Cómo pueden LA GACETA y los demás hablar de pensionazo?

Bueno, ese es el problema. La Razón no miente exactamente, pero tampoco mentiría quien el 7 de agosto de 1945 titulara que los norteamericanos habían reducido drásticamente los casos de gripe en Hiroshima. Por otra parte, creo que los supervivientes lo verían peor, más sangrante, que si no se informara nada de nada.

NACHO TIENE RAZÓN

Es desolador lo que voy a decir, pero tengo que coincidir con Nacho Escolar, verdadero Ernst Stavros Blofeld del Trasgo, cuando titula su comentario en El Periódico de Catalunya «Otra mentira de Rajoy«. Lo ha sido, lo es, por mucho que La Razón retuerza servilmente los datos para servir a su señor. «¿Cuánto vale la palabra de Mariano Rajoy? ¿A qué precio cotiza su credibilidad, incapaz no ya de cumplir lo que prometió durante la oposición sino incluso lo que dijo apenas unas semanas atrás?». Ahí le has dado, Nacho, las cosas como son.

Ayer La Razón sacaba en portada… Espere, seguro que no lo adivinan: ¡A Rajoy! ¡Sí, de cuerpo entero, con la mirada perdida en la lejanía, sin duda vislumbrando el glorioso destino que nos prepara sobre un desdibujado fondo otoñar! «La decisión de las pensiones la impone la realidad, no Bruselas«, dice el preclaro líder, y Marhuenda recoge con reverencia sus inmortales palabras para abrir el periódico del domingo. Creo sinceramente que es una suerte para los chicos de Paco que Rajoy sólo lea el Marca y El Faro de Vigo. Ninguna persona normal aguantaría tanta adulación sin acabar diabético.

No tengo problema para creer a Rajoy cuando dice que es la realidad, y no Bruselas, lo que le obliga a meter mano a las pensiones. Lo que sí me cuesta es creerme que, incluso en la oposición, ignorara una realidad que era un secreto a voces. Eso es lo que no acaba de colar.

Si, en un periodo de expansión económica, creas un modelo piramidal basado en una población que tiene una docena de trabajadores por cada jubilado, cuando la esperanza de está próxima a la edad de retiro y los costes médicos son razonablemente bajos, no puedes esperar que se mantenga en una época de contracción, con una tasa de natalidad (muy) por debajo de la tasa de sustitución durante décadas, y una esperanza de vida que supera asimismo en décadas la edad de jubilación y costosísimas técnicas médicas de última generación.

No hace falta ser un actuario de seguros, ¿no les parece? Y, sin embargo, unos y otros eluden esta realidad evidente. Escolar, sin ir tan lejos, no hace la menor mención, como si todo estuviera exactamente igual y todo fuera culpa de los mercados.

Es la realidad, esa gran enemiga de la izquierda. Ayer hubo una marcha de discapacitados contra los recortes. Me parece genial que cada uno reivindique lo suyo, y es evidente que un Estado que se autodenomina social tiene una especial responsabilidad con los más débiles, aunque sólo sea por lo mucho que les ha prometido.

No, lo que me parece terriblemente simbólica es la actitud, la forma de reivindicar, los lemas. Los veo en Público.esLos discapacitados se rebelan ante los impagos de la Administración«). Leo en una pancarta: «Que la crisis no afecte a nuestros sueños». Esa forma de hablar destruye cualquier intento de arreglar nada, de hablar seriamente de nada. Les diré, para empezar, que una crisis es precisamente algo que pone muy complicados los sueños de muchísima gente, discapacitados o no. Decir «que la crisis no afecte a nuestros sueños» es casi como pretender «que la quiebra de la empresa no afecte a nuestros sueldos». Si no afectara, no sería crisis.

Pero seguimos pedaleando como si el dinero siguiera ahí, las condiciones fueran las mismas y todo fuera cuestión de una decisión política. Ahí continúa Josep Ramoneda en El PaísLa democracia, en peligro«): «La democracia es incompatible con este sistema de gobernabilidad. El capitalismo no está en peligro; la democracia, sí».

Yo diría que es lo contrario. No sé si la democracia está en peligro; sé que capitalismo no hay desde hace bastante.

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Autor

Elena Bellver

Redactora de contenido web & Seo, Copywriter & Community Manager. Es la redactora de las recetas de cocina de Periodista Digital.

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