Opinión / España graffiti

Un Govern con antecedentes penales…y masificado

Si 47 millones son gobernados por 12 ministros, ¿hacen falta 12 consellers para 7 millones?

Sobre esto de los gobiernos, su mesura en el número, su equidad en el género y el talento per cápita de sus miembras y miembros, es una entelequia hacer conjeturas.

Por principio, la hoja de servicios de un ministro, un consejero, un coseller, un conselleiro o como quiera que se llamen por las Españas esas señoras y señores con cartera, coche oficial y rango en el protocolo, se valora por el número de veces y el número de ciudadanos que se han acordado de sus señoras madres durante sus mandatos, al margen de que todas sus progenitoras sean unas santas, naturalmente.

Lo curioso del asunto son las distintas varas de medir que utilizan los presidentes de los 18 gobiernos (el del Estado incluido) y los 17 pueblos más uno que, juntos y revueltos, obedecen al calificativo genérico de españoles.

Para los que mandan, es una condición sine qua non formar gobiernos de hombres y mujeres con la generosidad innata de compartir protagonismo cotidiano con las respectivas madres que los parieron. Para los mandados, en cambio, la quimera de un buen ministro o una buena ministra, es una cuestión inversamente proporcional al número de veces que acaban jiñándose en la buena señora que los trajo al mundo.

Hablando de gobiernos, el que acaba de presentar en sociedad Artur Mas parece desmesurado en el número, desequilibrado en el género y de un talento per cápita que, en muchos casos, ha podido ser contrastado durante los últimos dos años.

Quiero decir que a la señora madre de Andreu Mas-Colell, por ejemplo, ya la consideran como de casa un millón y medio de catalanes en el umbral de la pobreza, y 840 mil parados, y los que pagan un euro por receta, y los padres de los hijos y los abuelos de los nietos que van a tener que devolver la deuda de 42 mil millones de euros. Se han acordado tantas veces y tantos catalanes de la dama que trajo al mundo al anterior Conseller de Economía del Honorable President, que estaba cantado que iba repetir en el cargo, en esta gobernanza genuinamente española que ha cambiado los Principios del Movimiento por el Principio de Peter.

Puestos a elevar al personal hasta su máximo nivel de incompetencia, Artur Mas ha apostado al mismo tiempo por la calidad y la cantidad. O sea, por personajes como Francesc Homs en el papel “kafkiano” estelar de mosca cojonera de Madrid con cartera, y por un gobierno de doce hombres y mujeres, el 60% de los cuales ya tienen antecedentes penales en Economía, en Sanidad, en Educación, en Bienestar, en Justicia, en Interior y en cuestiones de esas sin importancia. El Honorable es que ha debido pensar en sincronía con su apellido: ¡más vale malo conocido que bueno por conocer!

Ahora, también te digo una cosa: o España entera, con sus diez ministros, esta infragobernada o Cataluña, con sus doce consellers, va a estar sobregobernada. Es muy difícil entender que para gobernar a 47 millones de españoles llegue (y en mi humilde opinión sobre) con una decena de ministros, y para gobernar a 7 millones y medio de catalanes haga falta una docena de consellers.

Para que luego digan que los catalanes son de la virgen del puño, oye. Pero si son unos manirrotos. Si con tal de que el Barça sea algo mes cum club, su país algo mes que una Comunitat y su gobierno algo mes cum Govern, están dispuestos a echar la casa por la ventana, mantener más ministros y coches oficiales que el resto de panolis del Estado y pagar de sus bolsillos más “embajaditas” que el mismísimo García Margallo, con su “Marca España” y su cosa.

Doce consellers, doce ministros, como doce apóstoles del Honorable Mesías prometido que se ha hecho hombre y ha empezado a habitar entre los catalanes, para mostrarles al fin el Reino del Padre Pujol que, como todo el mundo sospechaba desde hace tiempo, no era de este mundo. ¿Qué carita se nos queda al resto de los españoles, eh? ¡Con esa deuda, con ese déficit, con ese paro, con ese decrecimiento económico y con tan sólo diez ministros de nada a los cuales encomendar nuestro espíritu…!

Personalmente, cara de gilipollas. Aunque sólo sea porque nuestros compatriotas catalanes pueden desahogarse acordándose de dos señoras madres más que el conjunto de los españoles.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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