De antañazo se sabe que el dinero, además de hacer la vida agradable, simpática, a las personas que lo tienen, incluso a las que no lo poseen pero sueñan que hasta lo tienen, de una u otra forma, rompe familias, amistades y envenena la política en demasía.
A todos nos gusta el dinero. La mujer que es puta lo es por dinero. Las iglesias raramente lo desdeñan, la ciudadanía lo desea y, en fin, otros, más de lo que parece, prefieren gastar el del prójimo que el propio. A estos últimos les denominamos políticos.
Ahora bien, no todos saben gestionarlo de la misma manera, de ahí la importancia no solo de la elección del tesorero sino de llevar a cabo su control, para poder mantenerle en las riberas de lo permitido, legal y socialmente.
En nuestro país, encumbramos, fácil y frívolamente, a personalidades, personajes y personajillos que normalmente campan a sus anchas desde las cimas del poder.
Cuando en 1982 apareció Luis Bárcenas por Alianza Popular, el tesorero de entonces se las ingenió para que el presidente de aquella formación le nombrara gerente. Años después, un intuitivo y desconfiado con razón, secretario general del partido, consiguió que abandonara el cargo.
Existía ya pues, un significativo precedente de las miras que traía el citado sujeto que ha puesto a la actual dirección del PP en una caída sin retorno…aunque las masas olvidan pronto.
Refundido el partido, otro tesorero, distinto del primero al que hemos hecho alusión, volvió a las andadas y consiguió que el tal Bárcenas se aupara de nuevo a la gerencia. Y transcurrieron los años.
Corría el año 1993 y ahí tenemos al sujeto de nuestros amores que logra que llegue a .la tesorería del partido otro tesorero, que se mantendrá en el cargo hasta 2008.
Finalmente, el actual presidente del partido, en una decisión que le honra para deshonrarle, le nombra tesorero en sustitución del anterior.
Vemos pues que la merienda peseteril (el tesoro), en el citar de la antigua moneda española, se comía siempre entre los tesoreros, pero lo más encomiable era y es que todos cargan contra el muerto, don Manuel Fraga, la decisión de haber catapultado a la cueva del hurto y la connivencia al tipo ese que ha puesto patas arriba al PP.
Parece que todos los máximos dirigentes de la formación decidieron nombrarle tesorero como un gesto, una deferencia hacia el muerto, osea, don Manuel es el único culpable de todo este revoltijo monetario.
¿Quién controla al tesorero?