Los suecos, los daneses y los holandeses no tienen apenas multas, mientras que los chinos, los nigerianos y los rusos acumulan toneladas de sanciones
El Catedrático de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín ha analizado en su último artículo la corrupción, un mal que está afectando de lleno al debate político español.
El prestigioso economista revisa varios estudios en los que se puede observar como la corrupción está ligada a la cultura.
Sala i Martín centra su último artículo publicado en su blog personal en un grupo de teorías que «relacionan la corrupción con aspectos psicológicos-culturales: los políticos provenientes de sociedades corruptas tienden a ser corruptos».
Uno de los economistas que defiende esta postura es el profesor de la Universidad de Columbia y colega de Sala i Martín, Ray Fisman.
Sala i Martín pone de ejemplo las infracciones que cometen los diplomáticos extranjeros acreditados por Naciones Unidas en Nueva York. Estos diplomáticos están exentos de pagar las multas de tráfico, aunque sí existe un registro donde se puede ver que han infringido la ley.
«Los diplomáticos que provienen de países catalogados como de ‘alta corrupción’ en los rankings de Transparencia Internacional tienden a cometer más infracciones. Es decir, los suecos, los daneses y los holandeses no tienen apenas multas, mientras que los chinos, los nigerianos y los rusos acumulan toneladas de sanciones».
En otro estudio similar pero con Europa como protagonista, relacionado con el famoso caso de los europarlamentarios que se acercaban sólo a fichar al Parlamento Europeo y se marchaban nada más hacerlo, solamente para recibir unos 300 euros adicionales. Tras analizar este caso, se pudo comprobar que la mayoría de los transgresores eran italianos, griegos y portugueses.
Sala i Martín culmina su artículo analizando en concreto el caso español:
«A pesar de que creo que una cultura como la española, donde se ensalza la picaresca y se glorifica a los listillos aprovechados, es una cultura que fomenta la corrupción, tengo dudas de que el escarnio y la vergüenza desincentiven a ningún político español».
Para termina su argumentación, el Catedrático asegura:
«Si de una cosa estamos seguros es que en la política española , además de corruptos, lo que sobran son payasos».