De parte de Elena Valenciano que “el socialismo es uno de los pocos puentes de diálogo que quedan entre Cataluña y España” ¡Ahí queda eso para la extensa y diversa antología del disparate español! Nada menos que la número dos de un partido nacional que ya ha gobernado y aspira a volver a gobernar el Estado, anunciaba esta semana pasada una especie de “internacional socialista”, con denominación de origen ibérico, como si fuese talmente el único “tres en uno” capaz de mantener pegados un país cuya capital es Madrid y ese pedazo que aspira a montarse la capital en Barcelona.
Hombre, yo creía que los únicos puentes que unían a Madrid con Barcelona eran el aéreo, de Barajas al Prat, el del AVE, de Atocha a Sants, el de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat y el de la Constitución de 1978, algunos de cuyos pilares colocaron precisamente Roca Junyent y Solé Turá. O sea, puentes aeronáuticos, terrestres y legislativos cuya legítima aspiración era alcanzar la distancia más corta entre dos puntos del Estado. Pero ahora resulta que Ferraz ha sacado de la chistera el innovador proyecto de un puente ideológico. Ha proclamado ante Dios, la historia y los españoles un excéntrico “teorema de Rubalcaba” que podríamos enunciar en estos términos:
– El socialismo es la distancia más corta entre España y Cataluña.
El Estado como problema; el socialismo como solución
Estos chicos, en su desesperación demoscópica, han intentado convertir a su partido en la solución y al Estado en el problema, en una peligrosa deriva hacia el nacional-socialismo, dicho sea sin ánimo de establecer odiosas comparaciones. Quiero decir que, declaraciones de principios como la de Valenciano, repetidas por el Secretario de Organización Óscar López y bendecidas urbi et orbi por maese Pérez Rubalcaba, el violinista en el tejado de zinc caliente de Ferraz, son como para ponérselos de corbata a cualquiera, aunque hayan pasado inavertidas entre una opinión pública y una opinión publicada absorta con lo urgente y pasota con lo importante.
De hecho, la señora Valenciano ha acaparado más atención en los medios por el cierre de su cuenta de twitter que por haberse abierto de piernas, dicho sea en sentido estrictamente político, ante Pere Navarro. El problema estos días no ha sido el precio que Ferraz estaría dispuesto a pagar para que el PSC siga siendo pareja de hecho, sino la Ilíada de “Elena de Troya” cercada en las redes sociales.
La cuestión no ha sido cuánto le preocupaban a la Vicesecretaria General las amenazas que se ciernen sobre la unidad del Estado, sino las amenazas virtuales que soportaba su unidad familiar. El asunto es que el socialismo español se ha apuntado a la teoría del Almirante Méndez Núñez: más vale votos catalanes sin honra, que honra sin votos.
La mayoría catalana como animal de compañía
Servidor ni quita ni pone una Cataluña independiente. Desde que tenemos uso de razón democrática, o sea, desde 1978, hemos aceptado los designios de las sucesivas mayorías. Pero el problema entre el Palau de la Generalitat y la Moncloa, entre el Parlament y el Congreso de los Diputados, entre el Estatut y La Constitución, es que Artur Mas y Junqueras están empeñados en que aceptemos la “mayoría” exclusivamente catalana como animal de compañía democrática. Eso del pulpo que ha popularizado un anuncio, ya sabes. Lo que nuestros sabios ancestros han transmitido de generación en generación con una frase lapidaria: “dar gato por liebre”.
¡Amiguiños, sí, pero la vaquiña por lo que vale!, como decimos en mi tierra. Salvo que cambien las reglas del juego, la Constitución y la cosa, aquí, la única mayoría legítima vinculante para que Cataluña se pueda ir de casa, es la que otorga la voluntad de todos y cada uno de los ciudadanos del Estado. Una cosa es que 47 millones de españoles sean demócratas y, otra, muy distinta, es que Mas y sus chicos del coro pretendan que nos la envainemos a lo Pere Navarro, que nos entre un brote de talante a lo Zapatero y practiquemos el buen rollito de dejarles hacer de su capa un sayo y de su Comunidad Autónoma su República Independiente de IKEA.
Ubu President ataca de nuevo
¡Houston, tenemos un problema! Quieren colarle una solución a la catalana a un pueblo que tiene derecho a una solución a la escocesa. Confunden la palabra de Mas con la palabra de Dios, y quieren que el resto de los españoles contestemos “¡hágase tu voluntad. Amén!”, bajo amenaza de excomunión del club de la democracia y la etiqueta de fascista e imperialista a cualquier ciudadano que simplemente apele al espíritu y la letra de la Constitución vigente. Mira que ya nos habían prevenido Els Joglars con su profecía en “Ubu President”, oye. Pero la realidad supera siempre la ficción.
El caso es que éramos pocos, y parió Ferraz. Un partido que pretende volver a gobernar en España, le pone los cuernos al Estado con su amante intermitente el PSC. Aprobó y prometió esta Constitución, pero en cuanto Pere Navarro sugirió que le devolviesen el rosario de su madre, volvió al redil del Marximo. El de Groucho, claro:
-“Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”
La “sociarubalcracia” va a lo suyo
¡Qué bonito le ha quedado a Elena Valenciano lo del socialismo como puente de diálogo entre Cataluña y España! ¡Qué alivio para Rubalcaba! ¡Qué trofeo para Pere Navarro! ¡Qué estímulo para Artur Mas y los caballeros de la tabla redonda de su “Camelo”! ¡Qué clarificador para los españoles!
La Corona intenta recuperase de una hernia discal, La Moncloa del virus mutante de Bárcenas, la democracia del cáncer de la corrupción con metástasis por toda la geografía física e ideológica, el pueblo de su insoportable levedad del ser laboral, económico y anímico y, ya ves, los socialistas a lo suyo. En vez de anunciar un puente de diálogo con el gobierno del Estado, la “socialrubalcracia” anuncia un puente de diálogo con el gobierno de la Generalitat.
Quizá porque en Ferraz, como en la calle Génova, no se han oído las notas de Grándola Vila Morena que ayer retumbaron por la calles de Lisboa. Porque no se han enterado de que nuestros hermanos lusitanos, en el colmo de la desesperación, han iniciado un ingenioso boicot fiscal: en sus facturas reproducen el NIF de Passos Coelho (el Rajoy portugués), que el Presidente luso hizo público y notorio en un arrebato teatral de transparencia.
Aquí, salvo que Rajoy y Rubalcaba se pongan las pilas y empiecen a tender puentes con los ciudadanos, huelen a cadáver político y están cavando dos tumbas, una Popular y otra Socialista que, en 2016, se habrán ganado a pulso un epitafio sarcástico y demoledor como el que dejó Groucho para la posteridad:
-“Disculpe, señora, si no me levanto”