«En el escenario actual del caso Bárcenas, la gente cree que está sabiendo, pero en realidad nadie sabe nada; como en las novelas de Simenon o en las películas de Hitchcock, van surgiendo detalles, destellos, y de ellos extraen los comentaristas (ahora todos comentan en tiempo real: ventajas, y riesgos, del directo) suculentos juicios que se quedan ahí como epitafios… Hasta que son desmentidos o reconducidos al día siguiente», escribe el siempre preclaro Juan Cruz en su columna de El País de este viernes 16 agosto 2013 titulada Nadie sabe nada.
Y añade:
«No saben los comentaristas y no saben quienes deberían saber. Ese destello procesal que ahora circula –«No me consta»– no es solo la confesión de un despiste, sino una autocrítica que debe constar como culpa de parte. Si a quien estaba al frente de la casa no le consta cómo se pagaban los platos, ¿quién sabe qué pasaba ahí? Pues se entiende que sabe el que pagaba. El que pagaba está en la cárcel, por cierto, y dice que él les pagó a todos, pero los que desfilan por Prim dicen que a ellos no les consta. A estas alturas no les consta ni el blanco ni el negro. En el lenguaje popular se decía en un tiempo «a mí que me registren». Ahora es «no me consta». Será trending topic.»