EL DOCUMENTO ANTICRISIS QUE PRESENTÓ ERA "INACEPTABLE"

Solbes ajusta cuentas con Zapatero a cuenta de la crisis

El exministro comprueba hasta qué punto Montoro trata de hacer los deberes que él apuntó en su momento

Solbes ajusta cuentas con Zapatero a cuenta de la crisis
Pedro Solbes. EFE

¿Por qué ha esperado tanto Solbes a explicarnos lo que resultaba evidente en aquellos meses de desencuentro del ministro con su "señorito" jefe del Gobierno?

Tiempo de hojas muertas, por la llegada de los fríos de invierno, y tiempo de hojas vivas, con las novedades editoriales de temporada: las memorias de Aznar, las reflexiones de Felipe sobre el liderazgo político, o las memorias del exministro Solbes son tres ejemplos.

Los españoles conocemos bastante bien a nuestros políticos, y nos complace verlos retratados en sus propios espejos, cóncavos o convexos. Por lo general, nos sorprenden poco. Lo que iban a contar, o a tratar de justificar, ya lo sospechábamos. No hay, por tanto, grandes revelaciones. Que Aznar se empeña en justificar su compromiso de las Azores, inventándose toda una teoría de la Europa Atlántica, que Felipe haga uso de sus muchas charlas pospresidenciales para engarzar su teoría del liderazgo, o que Solbes explique sus desavenencias con Zapatero por razón del Plan E y algunas otras ocurrencias que desvencijaron el déficit logrado muy penosamente en los años anteriores, era algo previsible.

¿Por qué ha esperado tanto Solbes a explicarnos lo que resultaba evidente en aquellos meses de desencuentro del ministro con su «señorito» jefe del Gobierno? Pues ahora lo hace, y sorprende poco. Me imagino que no sorprende nada al propio Zapatero.

Explica Solbes: «En mi opinión, debería insistirse en las reformas estructurales. La respuesta de política económica exigía, para recuperar la competitividad y dinamizar el crecimiento de la productividad, un proceso de ajuste con los siguientes elementos fundamentales: reducir nuestros niveles de endeudamiento y de déficit exterior, lo que supondría trasvase de ciertos sectores productivos a otros (cobrando especial importancia el sector exterior), recuperar de manera rápida al menos parte de la competitividad perdida desde 1999 (consecuencia tanto de presiones de demanda como de factores estructurales en la formación de precios y salarios). Al no poder recurrir a la devaluación como se había hecho en el pasado, era necesaria una flexibilidad suficiente en los precios y salarios relativos, creciendo menos que los de nuestros competidores.

Había igualmente que mejorar el funcionamiento de los mercados de productos y factores, incluida una moderación salarial y un menor crecimiento de precios y márgenes empresariales. Y todo ello en un marco de finanzas públicas sostenibles a largo plazo. El presidente me señaló que me daría su opinión en unos días. La respuesta de Zapatero llegó a finales de enero: «Pedro, este documento es inaceptable. Lo que propones lleva implícitas dos huelgas generales». Le señalé que si no se llevaban adelante esas propuestas, no evitaríamos la huelga general y se produciría en condiciones económicas y sociales mucho más difíciles. «

Se fue don Pedro y llegó doña Elena Salgado, decidida a aprender el oficio de Solbes y a resistir extemporal el tiempo que fuera posible… Solbes estará comprobando hasta qué punto Montoro trata de hacer los deberes que él apuntó en su momento.

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