OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Ignacio Camacho pide unos ‘Pactos de la Zarzuela’ para salvar la democracia

Raúl del Pozo, Abel Hernández, Curry Valenzuela y otros tribunos de Madrid, se hincan de rodillas ante el Rey

Elvira Lindo anuncia su marcha voluntaria de la columna que escribía en El País

El Fumador

La prensa catalana ayer dio información sobre el discurso del Rey y la prensa del resto de España da hoy no sólo el discurso, sino la chulería de Artur Mas al replicar a don Juan Carlos. A los columnistas les dio tiempo de escribir sobre el Rey, pero no sobre la respuesta de Mas. ¿Habrá sido por la resaca?

No sólo los editores de la prensa de papel siguen anclados en viejos hábitos, sino, también, los tribunos. Incluso dos budas de la opinión que presumen de su conexión a la inmediatez, Iñaki Gabilondo con su videoblog en El País y Federico Jiménez Losantos con su radio y su digital, no han abierto la boca ni sobre el discurso del Rey ni sobre las palabras de Artur Mas. Luego, cuando están de regreso a sus despachos no hay quien les calle.

Leyendo algunas columnas sobre el contenido del discurso real tengo la impresión de que se han escrito de rodillas por la emoción o con el corazón henchido de orgullo. Lo que ustedes prefieran.

Ignacio Camacho se nos revela profesor de derecho constitucional. Asegura en ABC que el Rey hizo un discruso regeneracionista y que para evitar que esas propuestas magníficas se pierdan «en el yermo de las trincheras políticas», propone un pacto, o reparto, como el de los Pactos de La Moncloa, en los principios de la Transición.

Tal vez sea necesario que la Corona vuelva a asumir el protagonista arbirtal que tuvo en otra época de reconstrucción histórica. (…) Tal vez haya llegado la hora de unos Pactos de La Zarzuela.

Y en la senda de Camacho, una serpiente multicolor de columnistas.

Abel Hernández comienza su columna en La Razón así:

Personalmente, no recuerdo ningún discurso de Navidad del Rey tan convincente como éste

De Raúl del Pozo escogemos, en cambio, la última frase de su columna en El Mundo:

Contra el poder y sus medios, los ciudadanos tendrían que aprender técnicas de autodefensa, pero yo creo que el Rey sigue siendo necesario, como lo fue en otras altas ocasiones.

Y Curry Valenzuela en ABC:

Dijo lo que los españoles quieren que se les diga en el lenguaje que se empleaba esa noche en la gran cena de cualquier hogar.

¡Cómo se resiste a jubilarse y cómo defiende su obra la generación de la Transición!

Cuando me enfrente a la prensa, esperaba unir a los anteriores algún párrafo de uno de los más acendrados monárquicos que firma columnas, Alfonso Ussía, pero éste dedicó su última en La Razón a instar (verbo muy borbónico) al FC Barcelona a retirarse de la Liga española si Cataluña se hace independiente. Ay, cómo se nota que Ussía fue candidato a la presidencia del Madrid, perdón, del Real Madrid, que recuperó la corona real en su escudo gracias a un tal Franco, por cierto.

Elvira Lindo se baja de la columna

Sorpresa, sorpresa. Elvira Lindo anuncia que deja la columna que ha estado escribiendo en El País durante 11 años y que lo hace voluntariamente. Un texto modesto y simpático. Yo la echaré de menos. Merecía la pena leerla. Esperemos que Juan Luis Cebrián y su becario, Javier Moreno, no nos pongan dos veces por semana a Almudena Grandes, por eso de la paridad femenina. Pero debe ser una mujer, ¿eh?, que no es aceptable dar lecciones de feminismo a los demás y no tener mujeres-cuota en las páginas del periódico, que ha tenido cuatro directores, ninguno de los cuales ha sido mujer.

Gabriel Albiac me sorprende al defender a las gamberras de las Pussy Riot. Alguien que se jacta de ir contra las modas y los medios de comunicación, apoya una causa que hay que estar muy ciego para no ver que se trata de una campaña global contra Putin no por su carácter autoritario, sino por otros puntos de su Gobierno, como su oposición a la ideología de género, su alianza con Assad y su abrazo a Ucrania.

Putin es de derecho divino. Como los zares. Como Stalin. Las chicas acabaron en Siberia

¿Hay que explicarle a Albiac que de Siberia en los tiempos de Stalin, a quien compara con Putin, no se volvía vivo? No, porque bien lo sabe, ya que fue comunista, y ahora da lecciones de liberalismo en ABC.

En estos días, los viejos columnistas parecen todavía más viejos. En El Mundo Luis María Anson le insta (de nuevo, este verbo borbónico) a prohibir el uso de los coches oficiales a los cargos públicos de todas las Administraciones. Los escasos políticos que hayan leído su columna en sus coches oficiales se habrán partido el pecho de las risas. Y Antonio Gala aprovecha para soltar sus gracias que no tienen gracia sobre la Iglesia. ¿Cuántos lectores le habrá hecho perder a El Mundo con su fobia anticatólica?

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