Iniciar el proceso de renovación del PSOE con peleas personales es una candidatura al fracaso

Editorial de ‘El País’: «PSOE o empezar la casa por el tejado»

Editorial de 'El País': "PSOE o empezar la casa por el tejado"
Juan Fernando López Aguilar y Alfredo Pérez Rubalcaba. EP

Por su indudable interés, dado el papel que a lo largo de más de tres décadas ha jugado ‘El País’ en la política española, como referencia periodística de la izquierda, reproducimos el editorial que este 28 de mayo de 2014 dedica a la crisis del PSOE:

El amago de batalla interna entre socialistas sobre si es mejor convocar un congreso o designar en primarias al candidato a La Moncloa es un error típico de políticos demasiado preocupados por tacticismos internos.

No se puede empezar así el proceso de renovación de un partido. Ni un congreso, ni unas primarias serán útiles si son incapaces de responder a la falta de credibilidad del PSOE, puesta de relieve por los resultados del 25 de mayo.

Apenas habían pasado 24 horas desde el anuncio de dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba cuando Carme Chacón cuestionó con dureza la «decisión personal» del secretario general, valorándola como un «pretexto para no darle la voz a la gente».

Sorprende que la misma persona que compitió por la secretaría general del PSOE en el congreso de 2012 descalifique ahora esa fórmula; y todavía más, que una persona que desempeñó varios ministerios con Zapatero intente encarnar un proceso de renovación.

Está en cuestión una generación de políticos a los que se culpa de haber conducido a la sociedad hacia un callejón de difícil salida.

Detrás de las críticas a la decisión de Rubalcaba late el temor a operaciones del aparato o la incomodidad de los que se preparaban para presentarse a las primarias.

Ni los dirigentes deben entregarse a maniobras ni se puede pretender que el proceso quede subordinado a las necesidades de los aspirantes a las primarias.

Rubalcaba había quedado desautorizado y era impensable que continuara hasta el otoño, indiferente a la descapitalización electoral. El proceso para sustituirle debe ser transparente, y hacerlo en un congreso es lógico y correcto.

Esto no significa que se apueste por un congreso como sustitución de unas primarias. Tal vez necesiten un reacomodo del calendario, pero las primarias deberían ser compatibles con la celebración del congreso.

Que un partido pretenda controlar su renovación orgánica no debe considerarse negativo, porque es el armazón indispensable para actuar en política: los partidos democráticos en Europa funcionan esencialmente por congresos. Y las primarias son la oportunidad de dar a conocer a sus candidatos y debatir con la sociedad.

Tanto el Partido Socialista francés como el Partido Democrático italiano la han aprovechado para movilizar a sus simpatizantes, con independencia del éxito en las urnas y en la gestión del poder.

El verdadero reto del PSOE consiste en articular propuestas creíbles y solventes para responder a los problemas que preocupan a la sociedad. Será muy difícil hacer algo útil en ese terreno si lo primero que ven los ciudadanos es una pelea táctica de carácter interno.

Mientras que la propuesta del PP está a la vista, la sociedad no sabe muy bien qué propone la socialdemocracia ni a quién representa. Las personas que aspiren a encarnar la renovación del partido deberían tenerlo en cuenta, en vez de empezar a construir la casa por el tejado.

 

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