Los pasillos y despachos del Congreso son ya un hervidero donde se cuecen las aspiraciones a mantener amarrado el escaño a poco más de un año vista de las generales. Los movimientos, en los que se dilucidan cuestiones personales pero también ideológicas, evidencian la soterrada batalla por llegar en un buen lugar a las listas electorales.
Todo el mundo en el PP sabe que los puestos de salida serán ocupados en función de la cercanía y la lealtad al líder, Mariano Rajoy, o su entorno. En ese trasfondo, pocas posibilidades tendrán nombres como Cayetana Álvarez de Toledo de hacerse un hueco en las candidaturas. Llegó al escaño de la mano de Ángel Acebes, quien en su otrora etapa de secretario general la fichó como jefa de gabinete. Incluso formó parte de la dirección del Grupo Popular bajo la batuta de Soraya Sáenz de Santamaría, pero Álvarez de Toledo fue difuminándose progresivamente hasta quedar escondida entre las columnas del gallinero del hemiciclo.
Transcurridos casi tres años de la presente Legislatura, la historiadora aún no se ha estrenado: No ha formulado ninguna iniciativa ni ha subido jamás a la tribuna de oradores del Pleno del Congreso, sólo ha presentado nueve preguntas escritas (la última de ellas tiene fecha de junio de 2012), no ha solicitado ningún informe…. En definitiva, la diputada por Madrid permanece inédita en la Cámara Baja, más allá de acudir a votar en las sesiones plenarias.
Toda la actividad de Cayetana Álvarez de Toledo se ha centrado en su condición de directora del Área Internacional de FAES que preside José María Aznar y, en los últimos meses, en impulsar e encabezar la plataforma Libres e Iguales, cuyo objetivo es el de movilizar a la ciudadanía frente al órdago soberanista de Artur Mas. La organización comenzó su actividad con un manifiesto leído por la propia Álvarez de Toledo ante la Puerta de los Leones.
A partir de ahí, Cayetana Álvarez de Toledo ha recorrido el país con una proclama bajo el brazo que no deja lugar a dudas: los firmantes no comparten la estrategia del Gobierno para hacer frente al desafío. En opinión de los integrantes de la plataforma, «España es un Estado a la defensiva y en sus élites prevalecen el tacticismo y la resignación» frente a los que pretenden «la derrota de la democracia española». De igual manera, llegan a alertar sobre maniobras opacas para «ofrecer nuevos privilegios al nacionalismo a costa de la soberanía de los españoles».
En todo momento, Álvarez de Toledo -el único cargo político en activo que figura entre los firmantes de Libres e Iguales- eludió comunicar sus pasos a la dirección del Grupo Popular. Una clamorosa deslealtad que provocó malestar entre sus jefes. Poner en marcha su plataforma la ha alejado aún más si cabe de las posiciones oficiales del PP para alcanzar una personalidad propia. Hasta el punto de que al finalizar su intervención en el Círculo de Bellas Artes el pasado 11 de septiembre, día de la Diada, resonaron entre aplausos gritos de «presidenta».
Más allá de la escenografía teatral empleada en el acto -Cayetana Álvarez de Toledo apareció iluminada con luz cenital en una sala a oscuras-, dirigentes populares hablan ya de su todavía compañera como de una futura competidora política que busca hacer de su plataforma la carcasa de un salto a las filas de Ciudadanos. Muchos dicen tener certezas, incluso en los aledaños de La Moncloa, de que Álvarez de Toledo busca convertirse en cabeza de cartel de la formación de Albert Rivera por Madrid en las generales y de que, por descontado, llegará a buen puerto.
Instalada la desconfianza en las filas del PP, ella va a lo suyo. Y, por ahora, Cayetana Álvarez de Toledo está lanzada a hacer la guerra al independentismo por su cuenta.
