SITUACIÓN DELICADA

Las bases mandan un SOS desesperado a un PP en estado de colapso

Un dirigente popular me resumía así su preocupación: "Antonio, o cambiamos o nos cambian". Empezando por el Gobierno y siguiendo por la dirección del partido

Las bases mandan un SOS desesperado a un PP en estado de colapso
Mariano Rajoy entre militantes del PP. TAREK

Desde Gregorio Ordóñez hasta Manuel Giménez Abad, la docena de cargos del Partido Popular que asesinó ETA sentiría hoy vergüenza al ver como las siglas por las que dieron su vida han sido mancilladas por corruptos sin escrúpulos.

De hecho, así lo han expresado sus herederos del PP vasco.

¿Cómo no van a mostrarse indignados Arantza Quiroga o Borja Sémper, que desde su niñez se han jugado el tipo por los valores del Partido Popular junto a otros muchos compañeros, al ver cómo a estos sinvergüenzas sólo les importaba poner el cazo?

Lógico que Sémper, presidente de los populares guipuzcoanos, pidiera este martes total «contundencia» a su jefe de filas. «Hay un ambiente lúgubre, triste y de asco», señaló.

A buen seguro muchos afiliados habrán tenido estos días la tentación de darse de baja del PP.

Le pide contundencia Sémper y se la piden a gritos cientos de miles de militantes por toda España que esperan de Rajoy, de una vez, una mano dura que no parece decidirse a aplicar.

Es un buen comienzo que este martes pidiera perdón en el Senado y se declarara indignado y harto como cualquier ciudadano. Pero es sólo eso: un comienzo.

Porque si las cosas continúan por la misma senda equivocada por la que marchan, los dirigentes actuales del PP van a poner punto final a la obra del mayor partido español, fraguada por diferentes generaciones de populares.

El Partido Popular no necesita esperar a ver por dónde sopla el viento en el PSOE para remangarse e impulsar una auténtica regeneración de la clase política que ataque el problema desde sus dos frentes, el de los corruptores y el de los corruptos.

En realidad, casi bastaría con que se cerciorase de que la acción diaria de sus cargos está presidida por la ética pública y el servicio a los ciudadanos.

Es cierto que se han hecho algunas cosas, pero hay mucho más margen para auditar hasta el último céntimo de las formaciones y de todos quienes aspiran a un deber público o lo tienen. Incluida una revisión exhaustiva de sus declaraciones de la renta y de las de sus familiares.

Pónganse manos a la obra sin esperar un instante más. Corten con cualquiera que despierte la mínima sospecha de no ser ético o estético en la época que vivimos.

Esta dirección nacional del PP no puede ser cobarde y dejar que sea la Policía, los fiscales y los jueces quienes hagan la limpia que debería haber culminado hace ya tiempo.

Urge un giro del Gobierno

Un dirigente del partido me resumía así su preocupación: «Antonio, o cambiamos o nos cambian. Empezando por el propio Gobierno. Tenemos que ser mucho más políticos y comunicar mejor. Sin políticos no puede hacerse política».

Y así tendrá que ser si quiere salir del marasmo en el que se encuentra la honesta familia popular.

No es Rajoy sino su Gobierno el que está escondido. Y lo peor es que algunos ministros parecen más funcionarios de ventanilla de 8 a 15 horas que políticos.

Mientras, el partido ahora sí echa mano de los dirigentes que desembarcaron en Normandía, aunque Rajoy no quiso que desfilasen con sus medallas bien ganadas y sus heridas en París.

Véase sino el caso de Esteban González Pons, a quien parece que el presidente sólo busca cuando en su formación las cosas están ya tan duras que nadie ve salida por ninguna parte.

Cierto, González Pons, al igual que otros políticos del partido, sí es capaz de conectar directamente con la militancia, porque es visto como uno más de los suyos.

La intervención de Mariano Rajoy en la Cámara Alta dejó luces y sombras. Y lo que quedó en el aire es desde luego cuál va a ser el siguiente paso.

Porque los partidos tradicionales, véase PP, PSOE, IU y CiU, siguen con el freno de mano echado instalados en el y tú más como mecanismo de autodefensa. Craso error.

Esa estrategia es gasolina para los anti sistema como Podemos.

Fue recriminarle la portavoz del PSOE en el Senado a Rajoy que sea el presidente de «un Gobierno en descomposición» y éste contraatacar con los EREs de Andalucía. En fin: buen divertimento para su bancada, pero poco más.

Ocurre que, mientras populares, socialistas, CiU y hasta IU se han dedicado a tirarse piedras entre ellos, a echarse los unos contra los otros a los corruptos de cada bando, no se han dado cuenta de que han hecho añicos el tejado que les resguardaba a todos. Y la tormenta, claro, les ha pillado al raso.

Además, y esto no es cosa menos importante, los anti sistema en este país, con la que está cayendo, ya no son la gente que milita en los Círculos de Podemos.

Cada vez más se desparrama por toda España «gente corriente», de izquierda, centro y derecha, indignada con este sistema de partidos que siempre da la imagen de ponerse de acuerdo sólo para lo que beneficia a la elite política y económica.

De verdad, con el corazón en la mano, ¿alguien objetivamente puede decir hoy que el actual sistema partidista no apesta?

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