Hay un perfil tipo de votante tanto en España como en Madrid que en estos momentos se siente completamente huérfano. Es un votante enfadado con la realidad, harto, muy harto de los abusos, con conciencia social muy marcada, moderado en sus formas y decisiones pero dispuesto a mandar un mensaje con su papeleta de voto, en la primera ocasión que tenga, a todos los que nos están hurtando el presente y el futuro.
Es un votante ubicado en el centro izquierda pero que no renuncia a las bondades del libre mercado, liberalismo progresista entendido en su acepción europea mas amable, y al que le gustan los postulados socialdemócratas en todos aquellos aspectos que no suponen la criminalización infantiloide del dinero de la que abusan las izquierdas mas trasnochadas.
Ese votante, que en teoría debería decantarse por una fórmula socialdemócrata, en España el PSOE, hoy digamos que «no se encuentra cómodo». Y si hablamos de la importante plaza de Madrid, sin desmerecer otras por supuesto, la cosa se pone negra.
El aliento en las encuestas de la radicalización de izquierdas le espanta y hoy parece que no hay otra cosa para mostrar la repulsión al «statu quo» imperante. Si se fija en IU, inmediatamente lo descarta porque no representa su forma de ver la vida y porque IU está entregándose con armas y bagajes a la opción radical de izquierda ahora de moda. Sigue mirando y se encuentra con el socialismo madrileño.
Aquí conviene detenerse porque el programa se parece mucho a su manera de ver la vida, pero llega la decepción. A saber: a nivel nacional el PSOE y su joven y atractivo líder Pedro Sánchez no termina de cuajar y las navajas internas le debilitan. En Madrid tiene a un candidato mediático para el Ayuntamiento, Antonio Miguel Carmona, que despierta simpatías enormes pero, y ahí está el problema, hace pareja electoral con lo que espanta, tanto al votante como a Ferraz.
Tomás Gómez, un candidato perdedor, cada día más desprestigiado por sus pobres resultados en Madrid, por su carácter veleta a la hora de permanecer en el puesto, muy marcado por una gestión en Parla que levanta más que sospechas de los órganos fiscalizadores y que, muchos temen, acabará a la orilla de los tribunales.
Inauguré este rincón dando cuenta del enorme malestar que había en el seno del socialismo madrileño con Tomás Gómez y cómo la militancia estaba desmotivada y desmovilizada por el disgusto que supondría su designación como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Hoy el cabreo no es sordo y a quien preguntes, sea militante de base, diputado autonómico o cargo intermedio, abiertamente te dice que hay que forzar la renuncia de Tomás Gómez como candidato. Aún se está a tiempo. De lo contrario el fiasco en Madrid será clamoroso y Pedro Sánchez saldrá tan herido por el desastre que le estará dando la razón a todos aquellos que desde dentro le están haciendo la cama desde casi el primer momento.
Y el votante madrileño del perfil antes descrito se desespera. Hay una buena noticia para este votante: Ciudadanos Madrid se presenta a la cita. Con un programa electoral que se adapta como un guante a sus deseos. Que no está instalado en el ruido furioso pero sí tiene la firme determinación de cambiar las cosas.
Ese votante tiene que estar muy atento a después de las fiestas navideñas. Justo entonces van a convocar primarias para elegir a sus cabezas de lista a las municipales de la Villa y Corte y a las autonómicas. Tendrán candidatos a príncipios de febrero. No se descartan sorpresas.
Ese votante, se lo aseguro desde ya, se sentirá aliviado. Y no tendrá que ir a las urnas con la nariz tapada.
Mientras tanto, en el PSM y en Ferraz saben que tienen que sacrificar la pieza. Y ya preparan un funeral discreto. Veremos.
