Una frase sacada de contexto del discurso que Mariano Rajoy pronunció el jueves en la clausura de un encuentro empresarial le ha valido infinidad de críticas por su triunfalismo, exceso de optimismo, electoralismo y frivolidad, según a quien se le pregunte.
«La crisis ya es historia del pasado», afirmó el presidente del Gobierno. Cierto, pero el párrafo arrancaba con un «hoy podemos decir que en muchos aspectos» y terminaba con una matización muy importante: «Es verdad que las cifras del paro no nos dan tregua, pero tampoco el Gobierno va a dar tregua al paro».
Ni fue un arranque improvisado de Rajoy -no suele tenerlos- ni tampoco fueron castillos en el aire, puesto que su intervención se construyó, según ha sabido El Semanal Digital, sobre los cimientos de un informe de la Oficina Económica de La Moncloa que augura muy buenas perspectivas para el año 2015. Mejores incluso de lo que, por prudencia, el Ejecutivo quiere contar en público.
No es nuevo que el presidente y el Gobierno hablen de una recuperación que todos los organismos internacionales constatan. En los últimos días, sin ir más lejos, la OCDE en el ámbito exterior y Funcas en el doméstico han mejorado sus previsiones de crecimiento para España. La Fundación de las Cajas de Ahorro, en concreto, augura que el año que viene será del 2,4%.
Pero, si bien es cierto que el mensaje de los brotes verdes -aunque al Ejecutivo le dé mal fario esa expresión- lleva tiempo instalado en el argumentario del presidente y sus ministros, también lo es que hasta ahora sin mucho éxito. Es por eso que Rajoy se ha propuesto amplificar el mensaje. Y el jueves consiguió que llegara.
Pese a que el paro sigue siendo el gran quebradero de cabeza del presidente, éste tiene motivos para el optimismo con las luces verdes que se van encendiendo en su cuadro de mando.
A finales de noviembre había en España 295.000 desempleados menos que hace un año. La competitividad española ha mejorado 8,3 puntos sobre 100 en estos tres años de legislatura. Al término del año se espera batir el récord de turistas, con 62 millones, que además gastan de media más que antes.
Los inversores vuelven a confiar en el país, como lo demuestra el bajo tipo de interés de la deuda pública: por primera vez en nuestra historia, el bono a diez años se ha situado por debajo del 2%, y ya nadie se acuerda de la famosa prima de riesgo que a punto estuvo de lanzarnos al abismo del rescate.
La contratación indefinida a tiempo completo es aún reducida, pero crece a un ritmo del 30%. El tejido empresarial se recupera lentamente, con 93.446 firmas creadas este año, un 4,4% más que el anterior. El IPC suma 14 meses cercano al 0%.
Las exportaciones han alcanzado su mejor cifra desde 1971, hasta alcanzar los 178.390 millones de euros de enero a septiembre, un 1,9% más. Sin olvidar que España camina hacia el objetivo del 4,2% del déficit al que se comprometió con la UE para 2015. Cuando empezó la legislatura éste era del 9,4%.
Así que sí, después de tres años Rajoy quiere y puede presumir de que, como dijo el jueves, «España ha pasado de enfermo de Europa a ser vanguardia de la recuperación en Europa».
