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En la democracia española los muertos ya no votan, como sucedía en los pucherazos caciquiles de la alternancia entre liberales y conservadores, pero eso no quiere decir que ya no se les utilice en la vida política de nuestra Patria.
El otro día leí con estupor un artículo de Patxi López en el que pedía «perdón por nuestro Gobierno» a los refugiados que por cientos de miles invaden Europa, haciendo responsable a Rajoy de la tragedia por haber reducido las ayudas al desarrollo, lo cual, al parecer, ha sido el detonante de la tragedia siria.
Ante esto, cabe preguntarse: ¿estamos ante un caso de perfidia, de obscenidad política? ¿o más bien nos las estamos viendo con un caso palmario de estupidez? Por cierto, habría que preguntar al Sr. López cuánto dinero dio el gobierno vasco para Siria cuando él era lehendakari.
Tamaño desvarío me recuerda un delirio más del Sr. Monedero , quien echó la culpa de la muerte del niño Aylan en las costas de Turquía a… ¡Aznar! , por aquello de la foto tripartita con Bush y Blair. Su obsesión le lleva a decir en un twiter , refiriéndose a la muerte de Freddy Krueger -el famoso protagonista de la saga de Pesadilla en Elm Street- que a él le daba más miedo el tripartito de las Azores.
Y también figura en las bancadas de esta oposición necrófila la secretaria de igualdad del PSOE, Carmen Montón, quien, al socaire del doble crimen de Cuenca, no dudó en politizar el suceso, afirmando con total desvergüenza que el PP es «un partido peligroso» para las mujeres (sic), por el recorte del 17% aplicado por el Gobierno en la partida destinada contra la violencia machista. Es decir, que el culpable de las degollinas de género es también el PP.
Pero, además de politizar a los muertos para buscar réditos electorales, esta oposición tanatoria también se quiere proveer de pico y pala para abrir fosas y desenterrar muertos de la Guerra Civil, conjurando sus fantasmas para que acosen las bancadas de la «derechona».
Holocausto zombie, para decirlo a las claras. En el fondo de esta oposición desquiciada que desde el espíritu revanchista y la estupidez conspira desde los tanatorios, las morgues y las fosas comunes late la pervertida creencia de que el fin justifica los medios a la hora de conseguir a cualquier precio echar a la derecha del poder.
No es difícil ver en esta manera patética de hacer oposición el atávico odio de la izquierda española hacia la derecha, pues solo desde la más feroz de las inquinas, desde el más furibundo rencor es posible que puedan surgir manifestaciones tan aberrantes, tan perturbadas, tan patológicas, que abisman a la izquierda española en las cloacas de la democracia.
Este rencor se origina en lo que suele llamarse «síndrome de Aníbal», general cartaginés que, pudiendo haber devastado Roma, no lo hizo, y el imperio se volvió contra él, destruyéndolo. Moraleja: destruye por completo a tu adversario, o lo pagarás caro. Desde la Guerra Civil, en esas están, pero con la irrupción del radicalismo el síndrome se ha agudizado.
Obsesionados con ese síndrome, la oposición vota en contra de las bajadas de impuestos, y de reformar el Tribunal Constitucional para aumentar el valor coercitivo de sus sentencias, con vistas a penalizar el separatismo catalán. Esperpéntico es que Sánchez ofrezca un pacto a Rajoy sobre la crisis de los refugiados, y no haga lo mismo a la hora de crear un frente con los partidos constitucionalistas para frenar el independentismo catalán.
El remate final de esta delirante oposición «a la española» son los pactos electorales frentepopulistas, donde Pedro Sánchez, en su obsesión ególatra por ser inquilino de la Moncloa, anteponiendo sus intereses y los intereses de su partido a los de España, se ha entregado en manos de los radicales antisistema, mercadeando ayuntamientos como quien regatea verduras en el mercado o cambia cromos en el patio de un colegio, según la norma tan democrática de que «tú me das Madrid y yo te doy Castilla-La Mancha; yo te doy Cádiz, y tú me das Baleares», … «Tú a Boston, y yo a California», en una palabra, pues, aunque teóricamente Pedro y Pablo no sean gemelos, no hay duda de que cada vez se parecen más, debido a la cirugía estética podemita que se ha hecho el Sr. Sánchez.
A mí, sinceramente, remedando a Monedero cuando se refería a Freddy Krueger, me da más miedo que, como consecuencia de estos contubernios, veamos a Pedro Krueger protagonizando Pesadilla en la Moncloa, haciendo el bipartito con Pablemos… aunque, quién sabe, podría llegar hasta el sexpartito la foto de la Moncloa. Y no me digan que no sería horripilante ver a Freddy Sánchez escoltado allí por una Santa Compaña integrada por los espíritus de los muertos en la Guerra, inmigrantes ahogados, mujeres víctimas de la violencia de género… y las figuras de carne y hueso -no por eso menos terroríficas- de podemitas, radikales, independentistas, marxistas de toda calaña, okupas, antisistemas de todo pelaje…
Remedando a la Sra. Montón se podría afirmar que «la oposición es peligrosa para los españoles». Y en el caso de Patxi López, habría que decir: «Perdón por la oposición». Dicho queda.
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