UNIDAD NACIONAL CONTRA EL TERROR

Occidente está en peligro… ¡Acudid a salvarlo!

La masacre de las Ramblas ha seguido el mismo patrón que los atentados de Niza, Berlín, Estocolmo y Londres

Occidente está en peligro... ¡Acudid a salvarlo!
Agentes de Policía, pistola en mano, a la caza de terroristas islámicos en Barcelona. BC

Hay que perseverar en la confianza de las Fuerzas de Seguridad porque esta amenaza perdurará mucho

Como subraya este viernes de dolor Bieito Rubido en ‘ABC‘, esto es una guerra de verdad.

«Con campos de batalla distintos a las contiendas clásicas, pero una guerra al fin y al cabo. Así lo entienden los franceses o los británicos, también los holandeses y los alemanes, por eso ponen en marcha el nivel 5 de alerta máxima y despliegan a los soldados en las calles de París o Londres, pero en Cataluña, pese a registrar la mayor concentración de yihadistas de España, no se puede hacer lo mismo que en esas zonas de la civilizada Europa».

Entre otras razones, sigue el director de ‘ABC‘, porque la vieja idea de la civilización occidental y democrática, según la cual no hay más autoridad que la ley y su justicia, está arrumbada por una emergente clase política populista, cuya incultura en este campo es enciclopédica, y por lo que nuestras sociedades se van agotando de manera ominosa e inapreciable.

«Es por ahí por donde se nos está inoculando la inesperada blandura de nuestras supuestas poderosas sociedades, que no saben enfrentarse al mal que ayer arrolló la vida de 13 personas y dejó a un centenar malheridas. Debemos llorar y condenar el espanto del atentado y reafirmarnos en las ganas de vencer».

ESPAÑA no estaba exenta de la amenaza del terror yihadista. El atentado que este 17 de agosto de 2017 causó al menos 13 muertos y un centenar de heridos (algunos muy graves) en el corazón de Barcelona, reivindicado por Daesh, ha sido la trágica demostración de que no es posible garantizar la seguridad absoluta en una sociedad democrática.

Los terroristas aprovechan las mismas libertades y derechos de sus víctimas. Viven entre nosotros de manera desapercibida hasta que se retratan como terroristas en potencia.

Aun así, es oportuno recordar el alto grado de eficacia que las Fuerzas de Seguridad del Estado acreditan en la lucha contra las redes del terrorismo integrista.

La masacre de las Ramblas ha seguido el mismo patrón que las de Niza, Berlín, Estocolmo y Londres. Es un tipo de acción criminal casi imposible de evitar, por su simplicidad: un asesino alquila un vehículo y arremete contra una multitud.

El miserable yihadismo instruye a sus seguidores en este método para que causen el mayor número de víctimas en el menor tiempo posible.

Quien busque contextos políticos para explicar este acto salvaje o cuestione el rigor de la lucha antiterrorista, estará rompiendo la unidad nacional que se precisa para negar al terrorismo su principal objetivo, que es el desistimiento de las democracias y de las sociedades libres.

Tras la matanza se detuvo a dos terroristas aunque otro (el que condujo la furgoneta) permanece huido.

También, a última hora de la noche, los Mossos encontraron la conexión del ataque de las Ramblas con la explosión en una casa, la madrugada anterior, en la localidad tarraconense de Alcanar, lo que confirma la existencia de una célula organizada para matar. De hecho, uno de los facinerosos apresados resultó herido en la mencionada explosión, que en un principio se ligó a un asunto de drogas.

El centro de Barcelona fue desalojado inmediatamente gracias a un eficaz despliegue de la policía autonómica.

Los comercios refugiaron a los viandantes y los taxistas se brindaron a trasladar gratuitamente a los afectados. Los heridos fueron ingresados en pocos minutos en centros hospitalarios.

Las administraciones catalanas constituyeron un gabinete de crisis y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, junto con el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se desplazaron ayer a Barcelona para intervenir en las labores de coordinación.

Esta respuesta diligente de los poderes públicos y de los ciudadanos debe ser correspondida por un consenso entre los partidos políticos, la mayoría de los cuales -PP, PSOE y Ciudadanos- suscribieron un Pacto de Estado contra el terrorismo yihadista que ahora tiene que funcionar como un polo de unidad política. Los que no están, como Podemos, tendrán que explicar su ausencia.

Un atentado de estas características obliga a revisar los planes antiterroristas para saber de qué manera pueden mejorarse.

España ya estaba en el mapa terrorista del yihadismo. Daesh había aumentado sus referencias a Al-Andalus, Ceuta y Melilla en los últimos tiempos y también los mensajes en español con amenazas directas a través de las redes sociales.

El alto número de grupos yihadistas desarticulados por la Policía en nuestro país ha sido el reflejo no sólo de la eficacia policial, sino también de una intensidad progresiva en la actividad de captación y radicalización desempeñada por las organizaciones terroristas. Nuevamente, resulta imprescindible la colaboración ciudadana, especialmente de las comunidades musulmanas instaladas en España porque tienen que asumir un compromiso de cooperación con las autoridades para erradicar de su seno a los propagadores del odio.

El intercambio de información entre los servicios de inteligencia de países aliados debe alcanzar mayores cotas de eficacia, sobre todo en relación con aquellos sujetos que son expulsados de un Estado por sospechas de terrorismo. Ninguno de ellos debe obtener residencia legal en suelo europeo.

Las intervenciones militares contra los grupos yihadistas en Siria, Irak o Mali son imprescindibles para desmantelar sus estructuras

de control territorial, financiero y propagandístico. Muchos terroristas de los que han sembrado el terror en Europa se han entrenado en las filas de Daesh. Hay que cortar de raíz esa base logística del terror integrista musulmán.

Trece años median entre el 11 de marzo de 2004 y el 17 de agosto de 2017. Mientras otros países han sufrido en ese tiempo ataques terroristas sucesivos, España convertía su política antiterrorista en un ejemplo para el resto del mundo.

Hay que perseverar en la confianza en los cuerpos policiales y en la acción firme del Estado de Derecho, porque esta amenaza durará mucho tiempo y exigirá medidas legales, policiales y militares cada vez más intensas.

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