LAS COSAS DEL GOBIERNO SÁNCHEZ

El socialista Pedro Sánchez ha empezado a pagar factura que firmó con proetarras y golpistas catalanes

La política no se puede ejercer a base de cheques en blanco, menos aún si se les extienden a los que no entienden ni respetan la ley

El socialista Pedro Sánchez ha empezado a pagar factura que firmó con proetarras y golpistas catalanes
El xenófono Quim Torra con el prófugo Carles Puigdemont. EP

¡Por fin una TVE despolitizada y plural! La corresponsal en Moncloa llama a los golpistas "presos políticos"

Pedro Sánchez está pagando los apoyos a su moción de censura a precio de oro. Parece no importarte el hecho de marginar al resto de comunidades autónomas con tal de cumplir con todas las exigencias que le pusieron los partidos radicales que lo llevaron a La Moncloa (Sánchez asoma la patita y comienza a pagar las facturas secretas que firmó con proetarras y golpistas).

A pesar de que ello implique conceder 1.000 millones de euros anuales en inversiones para los sucesores separatistas de Carles Puigdemont en el Govern de Cataluña.

El presidente del Gobierno ha aparcado la reforma de la financiación autonómica, algo que no le impedirá privilegiar hasta la servidumbre al ejecutivo regional que preside el xenófobo Quim Torra.

A este paso, ¿por cuánto le va a salir a los españoles la Presidencia de Sánchez? Amén de lo cuantitativo, que ya de por sí es muy grave, también está el aspecto cualitativo.

En ese sentido, resulta inaceptable que, por mucho que le prestaran sus apoyos, Sánchez esté dispuesto a conceder hasta lo que no tiene a los que intentaron subvertir la legalidad vigente en España.

Más, si cabe, cuando su Gobierno ni siquiera escruta ya las cuentas públicas de la Generalitat a pesar de los evidentes riesgos de prevaricación. Ningún Gobierno de España, sea del signo que sea, debería permitir una humillación así (¡Por fin una TVE despolitizada y plural! La corresponsal en Moncloa llama a los golpistas «presos políticos»).

La política no se puede ejercer a base de cheques en blanco, menos aún si se les extienden a los que no entienden ni respetan la ley. No obstante, estas son las consecuencias de querer gobernar sin atenerse al mandato mayoritario de los ciudadanos en unas elecciones generales, de tener un Ejecutivo que se apoya sobre los pies de barro de tan solo 84 diputados.

A merced de los radicales catalanes y vascos, el actual Gobierno socialista lanza además un mensaje de insolidaridad inequívoco al resto de regionales que, en su gran mayoría, cumplen con escrúpulo con la legalidad vigente.

Este tipo de cesiones pueden causar un daño irreparable. En primer lugar, para el propio Partido Socialista.

Feudos tradicionales de la formación del puño y la rosa como Extremadura, Castilla-La Mancha o Andalucía, ligados profundamente a la unidad de España, no entenderán que Sánchez dé ventajas tan desmesuradas a los que encima han intentado dinamitar nuestra democracia.

Aunque este tipo de regalos puedan permitirle terminar la legislatura, será a costa de acabar con la credibilidad de la formación que dirige y, por consiguiente, dejará la situación política y económica del país en una posición muy delicada.

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