ANÁLISIS

La ministra Delgado esta muerta pero ni ella si el ‘Doctor’ Sánchez se han enterado

El líder del PSOE ya no podrá hablar de homofobia ni de feminismo tras apostar por una ministra que pisoteó esos principios

La ministra Delgado esta muerta pero ni ella si el 'Doctor' Sánchez se han enterado
La Ministra Delgado; Baltasar Garzón y el comisario Villarejo. PD.

Otra dimisión haría caer al propio Sánchez, con récord de salidas ministeriales por la puerta de atrás

Pedro Sánchez se ha negado a admitir o propulsar la dimisión de su ministra de Justicia, Dolores Delgado, con un argumento ciertamente inaudito: que no puede permitir que la agenda política se la marque «un corrupto», en referencia al controvertido excomisario Villarejo (‘La Gran Comilona: le dicen a la ministro Delgado que Villarejo montó un burdel de lujo para sacar información y le parece normal).

Por inquietante que sea el policía en cuestión y preocupante que resulte la profanación de la intimidad y el uso torticero de grabaciones años después de haber sido realizadas; ni uno fue el autor de las barbaridades proferidas en las cintas ni lo segundo diluye la certeza de que todo lo difundido es cierto y que, pese a ello, se desmintió (Dolores Delgado, ¿vas a dimitir ya o esperarás como Cristina Cifuentes a que salga un vídeo comprometido?).

Fue Delgado la que llamó «maricón» al entonces juez y hoy ministro Grande Marlaska; la que denigró a las mujeres como mejor opción para impartir justicia en los tribunales y la que, entre otras lindezas, desveló un oscuro contubernio entre juristas del Supremo y de la Fiscalía General con menores de edad durante un viaje a Colombia.

Y además de todo eso, Delgado mintió, al negar haber reunido nunca con un policía al que conocía bien y con el que mantenía una relación de estrechísima confianza, en compañía del no menos poliédrico Baltasar Garzón (Tertsch machaca al observatorio LGTB por arrugarse y no denunciar a Delgado por su «maricón» a Marlaska).

Todo eso son hechos, de extrema gravedad, y por cierta que sea la necesidad de frenar la burda contaminación del espacio público procedente de las cloacas, eso no se puede lograr si se ha salido de ellas. Que es lo que las grabaciones de Villarejo sugieren de una ministra ya invalidada.

El cinismo de Sánchez, que hubiera hecho un llamamiento a la movilización general si en lugar de ser una ministra del PSOE lo fuera del PP, es inaceptable y demuestra que sus principios no son sólidos ni siquiera cuando habla contra la homofobia o sobre igualdad.

Pero hay algo aún más grave. Sostener en una cartera tan relevante como la de Justicia a una persona manchada de manera tan escandalosa, pone en entredicho la labor de todo el Gobierno en este ámbito.

Pero quizá al presidente eso le preocupe un poco menos que la opción de dejar caer a su tercer ministro en cuatro meses y arrastrarse él mismo por una pendiente irreversible de deterioro. Tal vez si frena la dimisión pueda creer que para esa degradación, pero con seguridad será sólo un espejismo.

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