OPINIÓN: ANTONIO ROBLES

Savater y los cinco millones de estafados

Savater y los cinco millones de estafados
Fernando Savater. PD

Savater es un tipo desenfado, poco dado al melodrama. Ante la fatalidad de la vida política prefiere la ironía divertida, incluso la sorna. Lo cual no siempre es bien recibida por todos, ni tiene por qué ser comprendida por muchos. Si a esas travesuras le añadimos la necesidad de los políticos por coger el rábano por las hojas, o hacerse los ofendidos para pontificar o generalizar una ofensa a quienes nunca se quiso ofender, nos encontramos con la impostura de Podemos ante el chascarrillo malicioso de Fernando Savater contra políticos populistas de medio pelo y escasa praxis democrática.

Efectivamente, el titular del ABC: «Podemos tuvo 5 millones de votos, no creía yo que hubiera tantos tontos en España» daba pie a que salieran todos los rufianes del arco parlamentario con el socorrido ¡uy! que ha dicho: «Fernando Savater nos ha llamado tontos a los votantes de Podemos». Es la típica salida de todos los profesionales de la universalización de ofensas y disminución a la mínima expresión de la analogía y las connotaciones riquísimas del lenguaje. Mal generalizado en el que es difícil no haber caído alguna vez. El que escribe también.

De todas esas interesadas interpretaciones de Podemos lo meridianamente seguro es que Savater no soltó el exabrupto para ofender a los votantes, sino para ciscarse en el populismo de Podemos y lamentarse de lo fácil que es manipular a la gente. Tómense la exclamación más bien (en el contexto de la entrevista se aprecia mejor) como una regañina a tanto crédulo, ingenuo, o incluso de vena inflamada y poca reflexión, a quienes Podemos ha estafado. Tanto es así, que lo reafirma con más sorna aún en entrevista posterior en la Sexta: «Esos cinco millones de tontos se han ido curando. Hoy desde luego, ya no hay cinco millones de tontos que voten a Podemos, afortunadamente». Ya saben la socorrida frase de Abraham Lincoln: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.»

No se trata de disculpar al filósofo, sino de sacudirse de encima tanto amaneramiento intelectual en la política. A esta marcha, pronto no se podrá cuestionar casi nada, y con tanto lenguaje inclusivo plurinacional, pluricultural, plurilingüístico, plurisexual y pluricorrecto no se podrá ni siquiera pensar. Con que escuches el mohacín de la mañana de la progresía buenista de izquierdas y de derechas, ya tienes listo lo que has de pensar y poder predicar el resto del día. A esta estamos llegando.

El propio Fernando Savater nos enseñó hace ya muchos años, que las ideas no están para respetarlas, sino para cuestionarlas, contrastarlas; lo que se deben respetar son las personas que las sostienen. ¿Por qué no cuestionar las razones de un voto? ¿por qué sacralizar unas ideas que son hijas del tiempo y de las circunstancias, y que, si esperamos el tiempo suficiente, seguramente deberán ser revisadas?

Así como con las ideas, no tenemos por qué respetar las tretas de los partidos, sus ideologías, sus mentiras, su populismo y cada una de las artimañas para ilusionar a los votantes, y ser finalmente conducidos al engaño. No es difícil colegir de ahí que es legítimo soltar en una entrevista íntima la ironía de no saber que hubiera tanto tonto votando a Podemos. No los desprecia a ellos, más bien se apiada que hayan sido víctimas de tanto trilero de escaso respeto por la democracia. Hay en la frase humanidad, y una legítima hegemonía intelectual, que no arrogancia, porque cualquiera que haya leído, escuchado, conocido a Fernando Savater sabe que es persona humilde y alejada de toda arrogancia intelectual. Vamos, un filósofo que sabe que no sabe nada. Que ya es saber mucho. Y por eso no se atreve a pontificar ni de lo que sobradamente posee capacidad y conocimiento para hacerlo.

Ya hace muchos años, en 2007, salí al encuentro de parecidas obviedades, cuando el filósofo soltó en una mesa redonda: «España me la sopla». Con la ventaja que da el tiempo, a pocas personas se la sopla menos su ciudadanía como a Fernando Savater. Y aún a menos personas debemos el coraje mostrado por él en el País Vasco cuando había que demostrarlo de verdad en la calle en plena carnicería etarra. En estos tiempos de incertidumbre de la soberanía y de la ciudadanía de España, nos ha dejado una metáfora que resume el compromiso por el respeto a los símbolos que representan esa soberanía de una nación de ciudadanos libres e iguales. «Allí donde ondea una bandera española, mis derechos están defendidos».

Pero si he de resaltar su más hermoso sentimiento por la patria es el dedicado a la ausencia de su mujer, Sara Torres, a la que realmente estaba dedicada la entrevista, y que el periodismo prefirió malograr por blandir un titular: «Mi verdadera patria durante muchos años ha sido una mirada y una sonrisa de alguien que he querido para siempre».

Salud, maestro.

SUPERCHOLLOS

DESCUENTOS SUPERIORES AL 60%

Una agrupación de miles de ofertas increibles. Nuestro catalogador automático
te facilita el encontrar las mejores oportunidades de una amplia selección de tiendas online

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

Lo más leído