ANALISIS

El ministro Grande-Marlaska tiene el Ministerio más desquiciado que el camarote de los Hermanos Marx

El ministro Grande-Marlaska tiene el Ministerio más desquiciado que el camarote de los Hermanos Marx
El ministro Grande-Marlaska y el blog del comisario José Carlos Castillo, donde disfrazaba a Rajoy de Hitler. EP

Los de Fernando Grande-Marlaska es para hacérselo mirar (Caos en las cárceles españolas: «El ministro Marlaska ha pasado de perseguir a Otegi a perseguir a los funcionarios de prisiones»).

Es un desastre con patas, un prodigio de incompetencia, que contrasta con su trayectoria como juez (La miserable pregunta de Hilario Pino al ministro Marlaska para poner a Vox en el centro de la diana).

El Ministerio del Interior debe poner fin a las condiciones infrahumanas de la Escuela Nacional de Policía de Ávila en la conviven más de 3.000 policías-alumnos.

Alrededor de 260 futuras policías, instaladas en dos de los módulos de los que constan las instalaciones policiales abulenses, llevan desde el pasado 10 de enero sin poder disfrutar de algo tan sencillo como una ducha de agua caliente por la antigüedad de las calderas.

Un problema, por cierto, del que tampoco se han librado los varones del centro, ya que hace apenas unas semanas también estuvieron dos meses y medio sin acceso a agua caliente por las mismas causas.

En el caso concreto de las futuras agentes policiales, que estarán a las órdenes de Interior cuando salgan de la escuela, ya han trasladado su queja a los sindicatos policiales, sin embargo, y a pesar de las justificadas protestas de las féminas, las calderas siguen averiadas un mes después y, a tenor de los antecedentes en las reparaciones, permanecerán así al menos 30 días más.

Una realidad que, aunque puede parecer baladí, supone una ralentización logística del alumnado policial femenino a la hora de organizar el tiempo que tienen destinado a su higiene personal porque deben mover todos sus enseres a los vestuarios habilitados fuera de sus módulos.

Grande-Marlaska debe poner en orden las competencias de su cartera y atender a las demandas que hacen los futuros agentes policiales con respecto a las instalaciones del centro.

Interior no puede obviar la necesaria inversión que la Escuela Nacional de Policía por la que pasan miles de personas al año tras aprobar su oposición y acabar con las condiciones tercermundistas con las que los alumnos-policías tienen que convivir día a día durante los nueve meses que dura la estancia en la ciudad abulense antes de tener asignados un destino indefinido.

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