Manuel Morillo Miranda: «Sorpresa, sorpresa»

Vacunación
Vacunación

El título de este artículo atiende a cierto programa de televisión de los 90, pero para nada tiene relación con el tema que me ocupa y me preocupa: las vacunas. Soy uno de los miles que, por suerte o por desgracia (ya se verá), hemos sido vacunados al ser docentes en Cataluña. Desde luego, como muchas otras personas no me he vacunado convencido y quizás sí un tanto auto-presionado por la incertidumbre existente y futura, haciendo elucubraciones del tipo: ¿Podré viajar si no me vacuno?, ¿me pondrán en la lista negra?,¿afectará a mi futuro laboral? etc;

A esto hay que sumarle los nervios propios cuando escuchas a los conejillos de indias que ya han pasado por tal trance. Los diálogos en el centro donde imparto clases no han estado centrados solo en el ámbito académico precisamente, sino más bien en las precuelas y secuelas de la dichosa inyección: «-¿Qué tal te fue ayer? -Uf, vaya noche, es como si me hubiera pasado un camión por encima. -Pero, ¿te tomaste el paracetamol? -Sí, antes y después». Otro diálogo ha sido de este tipo: «-Esta tarde me voy a vacunar. -Pues que tengas suerte porque dicen que la primera dosis es la peor». En fin, que como digo al principio esta vacuna es una caja de sorpresas sin fin.

En mi caso la «lotería» me ha salido bien, un dolor de brazo que aminora con el tiempo y basta. La pregunta que nos deberíamos hacer ante esto es: ¿Realmente sabemos los resultados a posteriori de las vacunas? La verdad es que no porque es una vacuna de nueva generación, composición y método. Por lo tanto es comprensible que multitud de personas hagan oídos sordos sobre la idea de ir a ponerse la banderilla. Pero tampoco podemos vivir pensando como locos histriónicos e hipocondríacos que vamos a ser la excepción de la regla y que es mejor no vacunarnos por si como consecuencia de la misma podemos pasar a mejor vida.

Lo claro y meridiano es que la gente mayor se quiere vacunar porque están curados de espanto, carecen de miedo, y en parte saben que ya han vivido la mejor parte de sus vidas, lo que les queda es la prórroga del partido que juegan a diario. Desde luego nuestros mayores están demostrando en este tema tener mayor fortaleza que los que somos más jóvenes. Y lo vergonzoso de esto es observar como cada parte de nuestro estado va por libre y ver la falta de unanimidad, no creo que ahora se trate de separar sino de unir y para eso debería existir un protocolo único en todas las comunidades autónomas. ¿Cómo es posible que en el País Vasco se esté buscando a personas centenarias para inmunizarlas y no las encuentren?. No creo que se hayan ido por su propio pie, esto demuestra el poco rigor existente en las administraciones y si hay fallos en los censos el problema es grave. En cualquier caso nos debemos cuestionar porqué todos los mayores de 65 años de este país no están ya totalmente vacunados y porqué siguen faltando a la verdad los que manejan el cotarro.

Por otro lado, fueron inauditas y esperpénticas las ideas de bombero torero que tuvieron «algunos» sobre el asunto del cribaje masivo de alumnos y profesores en Cataluña hace un tiempo, pero al final el «seny» o sentido común se impuso. Primero pensaron que como los docentes somos chicos para todo, era buena idea hacernos pasar por sanitarios y realizar nosotros mismos los PCR al alumnado, imagínense el percal, el susto y la indignación sufrida, aunque quedó en agua de borrajas y el cribaje al alumno fue realizado como debía ser. Pero eso no quedó ahí y lo siguiente fue, y esto es verídico, que el profesorado se autorrealizara el cribaje, como fue; yo no fui parte de dicha pantomima, simplemente suspendí el juicio y no asistí. La verdad es que el cachondeo fue general y nadie creyó en los resultados hechos en la biblioteca, por mucho que vinieran los sanitarios al requerimiento de muestras. Máxime cuando hubo negativos que no fueron tal, como se demostró enseguida.

Para finalizar, habría que desmenuzar el asunto de las vacunas al por mayor. Nosotros hemos sido premiados con Astra-Zeneca, los mayores de 65 con Pfizer, otros con Moderna…¿Somos un mercado o una rifa?, ¿Tan poco importamos como contribuyentes para no tener una vacuna única a nivel estatal?…Está claro que los gobiernos se venden al mejor postor, pero eso pasará factura a la larga porque el problema no es solo nuestro sino que está demostrando que la Unión Europea está desbordada y desnortada, las vacunas no llegan y los estados negocian directamente con las farmacéuticas aunque sean la competencia de la vacuna elegida. Hay miedo, mucho miedo, en Europa…y no precisamente al virus sino a quedarse fuera del reparto del pastel económico que supone la venta de vacunas. Nosotros no lo podemos ver, como el noúmeno kantiano, pero los gobiernos no dan puntada sin hilo y al final nos costará el bolsillo de un modo u otro.

Si John Stuart Mill levantara la cabeza diría: «Qué inútiles son».

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