De la agonía al óbito del sistema. El sistema está podrido. Ha entrado en una vergonzosa agonía en la que el óbito es seguro.
El Gobierno se ha quedado solo, sin apoyos parlamentarios, desmantelando un Estado de bienestar, que ha vendido como la panacea y que siempre ha sido una trampa.
Políticamente, está muy tocado. Previsiblemente no llegará a fin de año. Lo tiene muy difícil, casi imposible. Las elecciones catalanas serán un descalabro para el socialismo, un claro voto de castigo.
El Gobierno de hecho no existe como tal, salvo como una serie de incompetentes y marisabidillas que cobran a fin de mes por arruinar a la nación y empobrecer a las buenas gentes.
El Gobierno actúa tutelado. El mando está en Berlín, en París, en Washington. Lo de aquí es una escenificación. La soberanía nacional está en entredicho, en suspenso. Se mantiene un simple formalismo hueco. Tras el despilfarro, quienes mandan son los prestamistas. Ahora vendrán la reforma laboral, el copago en Sanidad…
Se dan las condiciones perfectas para una moción de censura que no tendrá lugar porque la oposición no está dispuesta a asumir riesgos. Sin duda, el objetivo ha de ser sacar a Zapatero de La Moncloa. Y, en ese sentido, el voto negativo del PP encuentra sentido, pero también le sitúa en la curiosa posición de intentar heredar al PSOE como el partido de los funcionarios.
Hoy el pueblo llano y nada soberano, puesto que nuestro sistema mediatizó desde el principio la representatividad y sometió al Estado de partidos a la sociedad civil, está que brama. Le indignan, sobre todo, las abstenciones. La de CiU, a tenor de sus argumentos, incluso lúcidos, resulta incomprensible.
Pero en esta agonía indigna e indignante se da también un exceso de hipocresía. Por ejemplo, hubiera bastado que el diputado de UPN no se hubiera abstenido para que las medidas no hubieran salido adelante. Resulta que UPN y PP gobiernan juntos en Navarra y, por supuesto, no van a romper ese pacto. También Coalición Canaria y el PP son socios en Canarias y, por supuesto, no van a romper ese pacto. Y el PP está deseando gobernar en Cataluña con CiU y extender esa alianza al ámbito nacional. O sea que se han abstenido los socios del PP o los posibles socios en el futuro.
No voy a rasgarme las vestiduras. El PP está tardando en presentar la moción de censura que la situación exige.