Benavides y Malospelos en Las Cortes

Montoro se transmuta en Salgado y ya sueña con brotes verdes

La Sesión del Pleno del Congreso de los Diputados posterior al día de San Isidro estaba resultando normal, dentro del orden previsto y con algunas notas relevantes:

El Presidente Rajoy había atendido dos preguntas. Una de Rosa Díez, que traía a colación algo que le había llegado vía Facebook y que despachó con el tono de siempre, hoy algo desabrido a la vista de los coqueteos entre UPyD y los socialistas en pos de la Presidencia del Gobierno autonómico de Asturias , con un par de sarcasmos y un consejo:

«… menos mal que la tenemos a usted, que es estupenda»…» Yo no pienso de usted lo que usted piensa de sí misma». «Debería ser más modesta».

La otra, de Alfredo Pérez Rubalcaba, era la actualización de lo que al comienzo de la legislatura se conocía, y esperaba, como «contraste de opiniones con el líder de la Oposición». A estas alturas, el parlamento entre ellos vino a poner de manifiesto, una vez más, que cada vez hay menos contraste, menos líder de la Oposición y menos Rubalcaba.

En este caso, el «cambio de pareceres» se sustanció con una oferta de diálogo tímida, pacata y timorata, de Alfredo Pérez, que recibió una contestación afable del Presidente, como es habitual en él cuando trata de «cuidar» a Rubalcaba, el jefe de Oposición que necesita y que debe mantener y ahormar.

Posiblemente para lo segundo, templando la voz y cuidando las maneras, terminó con un cierto tono de reconvención amable y una afirmación muy suave, admitiendo que normalmente puede ser bueno hablar con los socialistas aunque éstos no apoyen siquiera las leyes que, traviesos o irresponsables, debieran apoyar.

La Vicepresidenta Soraya fue, como siempre, dura, muy en su papel de «chica súper» en las dos respuestas que contestó, o administró:

Una al Grupo Izquierda Plural, que despachó recordando algún episodio del «tripartito catalán», en el que había participado el Grupo al que pertenecía el autor de la pregunta, que desvirtuaba la pregunta, la repregunta y los motivos y razones esbozadas por el que inquiría.

En la otra habría de contestar a la otra Soraya, la portavoz del Grupo Socialista Soraya Rodríguez Ramos, en un diálogo que, por la fecha, alguien comparó con el de las rosquillas de la pradera de San Isidro. Cierto es que la chanza es atrevida y un punto picajosa, porque hay rosquillas «listas», «tontas» y «rosquillas de Santa Clara».

Se hablaba de recortes, austeridades, despilfarros y crecimientos y la Vicepresidenta, lista aunque no rosquilla, recurrió a una lección sobre gramática asegurando que la austeridad no es el antónimo de crecimiento, sino de despilfarro. Además advirtió que la situación no es cuestión de retórica, sino de experiencia. Y en esa claridad, o falta de experiencia clara, muy próxima a la festividad madrileña de San Isidro, parece que santa y muy ajena al otro tipo de rosquilla (la rosquilla tonta), puede que sin proponérselo adjudicara el calificativo, que como tipo «Santa Clara», pudiera corresponder a su oponente.

Después siguieron el resto de las preguntas al gobierno, que contestaron los ministros a los que corresponden según el tema de que se trate: Justicia, Fomento, Educación Cultura y Deporte, Empleo y Seguridad Social, Agricultura Alimentación y Medio Ambiente, Sanidad y Servicios Sociales y, por último, Hacienda y Administraciones Públicas.

Y fue en esta última pregunta, formulada por el Grupo Socialista en el Congreso al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas ya bien avanzada la mañana, donde saltó para sorpresa de algunos, o apareció para el contento de otros, el subconsciente, que no inconsciente, del ministro Cristóbal Montoro.

El diputado Saura García había iniciado la interpelación parlamentaria con una pregunta, más que suave, suavecísima:

«¿Va el Gobierno a subir el IVA?»

La contestación primera del ministro había sido tan suave como las que procura el Presidente Rajoy para mantener a tono a Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero en la réplica el inquisidor tuvo la osadía, o el descuido, de intentar alterar al ministro aludiendo a las «caras de Montoro», según éste esté en la oposición o en el Gobierno, después de asegurar que ambos eran economistas y compañeros de profesión.

Y el ministro, parece que con una alteración muy controlada aunque sin vigilar el subconsciente, se entretuvo en algunas precisiones, algunas de ellas un tanto teatrales al asegurar que las iba a decir en voz muy baja:

«Que le guste mi tono o no me produce la menor preocupación»

«Usted y yo somos compañeros de estudios, no de profesión»

«¿Las caras de Montoro y Saura?… Si yo fuera usted, no subiría a esa tribuna a decir que son cosas de Montoro… Yo no sé qué está usted defendiendo… Voy a bajar la voz para decirle que cuando tenemos y ocupamos puestos diferentes no tenemos que hacer abstracción de la coherencia. Debemos ser coherentes»

«Ustedes son los que dejaron el agujero presupuestario que mañana tendremos que corregir en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, y, en lugar de pedir perdón, lo que hacen es tratar de plantear incoherencias que no existen».

Pero además hizo una afirmación importante, que pareció surgir improvista y puede que del subconsciente. Y que sólo llamó la atención de algunos, aunque no pocos.

Después de admitir que la subida de los impuestos no beneficia el incremento de la actividad económica, Montoro hizo la afirmación del día, y puede que del escaso semestre que va de legislatura:

– «Pronto tendremos un cambio de escenario económico que propiciará un programa parlamentario capaz de estimular la economía y la creación de empleo».

Algunos se miraban entre ellos, lo mismo los compañeros de partido del ministro que los sentados en los bancos de la oposición.

La cara de la diputada Rodríguez Salmones, quizá la más expresiva, en la segunda fila y al lado del Portavoz Alonso, era todo un poema contemplando contenta las miradas alegres y sorprendidas de los más alejados y haciendo comentarios con los más próximos.

  • – «Pronto. Ha dicho pronto» – decían algunos.
  • – «¿Pronto. Ha dicho pronto?» – preguntaban otros
  • – «Pronto. Ha dicho pronto»

Se corrió la voz, muy débil y no detectada por todos, por algunos de los ambientes del Congreso de los Diputados hasta llegar a los oídos, secos y de bronce, de Benavides y Malospelos, los recios y no inertes leones metálicos que hacen guardia en la puerta del Palacio de las Cortes.

A Malospelos, impulsivo y optimista, le dio por soñar con unos brotes verdes primaverales en cuestiones económicas. Benavides, menos propenso al malhadado mantra del pasado, prefirió esperar el paso del verano para rumiar lo que parecía un producto del subconsciente del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas.

José Luis Heras Celemín es corresponsal político de PD en el Congreso de Diputados.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

Lo más leído