Duro rifirrafe en el Congreso. Hernando critica la "patética superioridad" de Santamaría, que le reprocha su política de pactos en los ayuntamientos
Inédito en las sesiones de control parlamentario al Gobierno: el portavoz socialista, Antonio Hernando, lanzaba su pregunta, como todas las semanas, a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, después de que Pedro Sánchez hubiese hecho lo mismo con el presidente Rajoy.
Nada nuevo, por lo demás, ni en las preguntas ni en las respuestas: el rifirrafe habitual entre ambas partes: resumiendo, la herencia que dejaron los socialistas y lo bien que han enmendado la plana los populares, por un lado, frente al están ustedes destruyendo a España y tienen que irse, por el otro (El PSOE casi pilla al PP mientras Podemos aguanta como puede y Ciudadanos se desinfla).
Entonces se produjo lo inesperado.
Respondía Soraya a Antonio en el tono flamígero que corresponde cuando, en medio de una frase, la vicepresidenta dijo a su oponente:
«Y no me insulte, señor Hernando, que le leo los labios».
Y siguió, como si tal cosa.
¿Cuál era el insulto que, sin voz pero con labios, había dirigido Hernando a la ‘número dos’ del Ejecutivo mientras esta le respondía desde su escaño?
Pues según fuentes de la vicepresidencia, lo que Hernando dijo, pero sin sonido, fue: «Patética«.
FIEL A SU LEYENDA
Soraya Sáenz de Santamaría ha vuelto a ser Soraya Sáenz de Santamaría. Y lo ha hecho después de unas semanas entre las tinieblas de una supuesta crisis de Gobierno en la que ella -decían las malas lenguas- iba a ser la gran damnificada.
De la vicepresidenta se ha escrito y contado que ha perdido el favor de Mariano Rajoy, que ya no vale como portavoz, que los ministros han empezado a cuestionar abiertamente su trabajo…
Y al fin, dos días después de que el presidente descartara públicamente una crisis de Gobierno y dejara abierta la puerta únicamente a un cambio puntual -el de José Ignacio Wert-, Sáenz de Santamaría se reivindicó donde mejor le sale hacerlo: en el Congreso (Marta Gómez Montero: «Alfonso Alonso será la cara del gobierno aunque no le quiten cargos a Soraya Sáenz de Santamaría»).
En la sesión de control al Ejecutivo dio desde su escaño un repaso al portavoz del PSOE en la Cámara Baja, Antonio Hernando, que se recordará por su dureza. Y que fue premiado con un largo aplauso de la bancada popular, mucho mayor del que minutos antes había recibido Rajoy ante Pedro Sánchez.
Hernando la buscó con esta frase:
«La superioridad y arrogancia con la que usted suele contestar es patética».
Y la encontró. Encontró a la parlamentaria que se curtió la pasada legislatura en la oposición ante María Teresa Fernández de la Vega -palabras mayores- y que, ya como vicepresidenta, hacía temblar en el escaño a Soraya Rodríguez cuando ésta era portavoz del PSOE, con Alfredo Pérez Rubalcaba.
La vicepresidenta entró a degüello contra Hernando, acusando a los socialistas de haber puesto alfombra roja en ayuntamientos y gobiernos regionales a «radicales» que no respetan «ni el más mínimo de los derechos humanos».
«Deje de insultarme, señor Hernando, que le leo los labios», le pidió mientras el socialista murmuraba por lo bajo.
«Ésa es la patética posición de su grupo. Lo están perdiendo todo porque se están perdiendo a sí mismos. Y sobre todo le están perdiendo el respeto a sus votantes y al resto de sus ciudadanos».
Cuentan que Sáenz de Santamaría acostumbra a preparar con sumo cuidado sus intervenciones semanales en el Parlamento, junto a algunos de sus asesores.
Esta vez tenía un motivo a mayores para hacerlo: quería dar un golpe en la mesa después de que algunos la hayan dado casi por amortizada en el Gobierno. Portada de El País mediante.