La Casa Real aún asusta a los periodistas. Es la conclusión a la que han llegado los periodistas Daniel Forcada (El Confidencial) y Alberto Lardiés (El Español) en plena promoción de su libro ‘La Corte de Felipe VI’ (Esfera de los Libros, 2015). «Varios medios no han querido hablar de nuestro libro. La autocensura de los periodistas ante la monarquía sigue existiendo», lamentan en conversación con Periodista Digital.
¿Presiones? Más bien hermetismo, miedo y circunspección. «Hemos sido muy cuidadosos para no meternos en líos. Pero es llamativo que el 90 por ciento de las fuentes hayan pedido el anonimato», afirma Forcada. Y de entrevistar a los reyes, mejor ni perder el tiempo como demuestra esta anécdota que narra el periodista de El Confidencial:
«Jordi Gutiérrez, jefe de prensa de Felipe VI, pidió una entrevista con el rey cuando era corresponsal de TV3. Nos contó que una vez en Zarzuela se encargó él mismo de denegársela. Eso lo explica y resume todo»
Este es un libro sobre la corte, pero no un libro cortesano, como nos advierte su contraportada. En sus páginas el lector encontrará palabras inesperadas del rey emérito -«¿Acaso soy el único español que no se puede divorciar?»-, pactos soterrados, venganzas familiares y otros muchos secretos sobre los amigos del hombre y los hombres del rey. Todos ellos, desconocidos para el gran público.
LA PRESIÓN (Y PRISIÓN) DE LETIZIA
El futuro de la corte de Felipe VI puede que esté paradójicamente en que Letizia Ortiz, la nieta del taxista y la hija de la sindicalista, acabe convirtiéndose en la salvadora de esta añeja institución.
DANIEL FORCADA, LUIS BALCARCE Y ALBERTO LARDIÉS. FOTO: R. MARBÁN
Así la describen Lardiés y Forcada: «Letizia posee una personalidad arrolladora, que imanta todas las miradas y desdibuja la figura de los otros miembros de la familia real, acaso porque muchos ciudadanos se identifican y empatizan con ella. En el inicio del reinado de su marido, es ella quien acapara las atenciones y concita las críticas más duras, quizás porque sus orígenes plebeyos aún no han sido aceptados en los círculos monárquicos y aristocráticos, o tal vez porque el pecado nacional de la envidia nunca se extinguirá en esta tierra sembrada por Caín».
Los autores de ‘La Corte de Felipe VI’ la describen como una mujer hecha a sí misma, independiente y amante de la libertad. «Donde muchos ven una ambición inusitada, y donde tantos y tantos críticos encuentran a una mujer despiadada, atisbamos un carácter pugnaz, sí, pero construido por los mazazos del destino».
LETIZIA Y LOS MEDIOS
Los autores ponen énfasis en el doble rasero de los medios con su suegro Juan Carlos, muy diferente el trato cruel y despiadado que ha recibido Letizia. Así lo relata una de las fuentes consultadas por los autores:
«Tiene determinadas obsesiones con algunos medios. A la revista ¡Hola!, por ejemplo, no puede ni verla. Dicen que no la tratan bien, que son los peores»
El lector no puede olvidar que a pesar de todos los lujos y que casi todos desearíamos, «tampoco resulta precisamente apetecible para una mujer de clase media sumarse a un grupo de amigos adinerados, acostumbrados a volar en jet privado a París para acudir a un restaurante, a desplazarse a remotos bosques de Ucrania para cazar lobos o a tener sirvientes que retiran su ropa interior de la alcoba», afirman a PD.
«Menos agradable aún debe ser enterarse, porque en la corte siempre hay oídos que luego dan cuenta de lo que escuchan, de que algunos de esos amigos íntimos de tu esposo te apodan la chacha porque desprecian tu origen y tu condición».
Forcada y Lardiés no obvian que Letizia Ortiz ha mostrado evidentes defectos y ha cometido múltiples fallos desde que llegó a la corte, allá por 2003.
«No le han ayudado ni le benefician su obsesión por controlar todo lo que sobre ella se publica, sus enfrentamientos con algunos medios de comunicación, su perenne imprudencia en las distancias cortas, su falta de diplomacia en determinadas discusiones con empleados de la Casa». Como si por momentos no fuera capaz de gobernar sus impulsos.
Pero los autores le otorgan un «aprobado alto y hasta casi un notable si se comparase con los escarceos en Botsuana de Juan Carlos I o las presuntas corruptelas de los duques de Palma».
UN PERSONAJE INCÓMODO
El libro tiene un protagonista oscuro e incómodo en la vida de los príncipes: Jaime Arturo del Burgo. «¿Si es verdad el rumor de que Jaime fue amante de la reina? Eso no lo sabemos ni es el propósito de este libro desvelarlo», afirma Lardiés con la risa delatora de Forcada de fondo.
«Jaime, casado con Telma Ortíz desde 2012, es el gran enigma de la corte de Felipe VI», escriben los autores aunque en el libro no hayan llegado a descubrir el origen de tanto misterio.
Las luces y las sombras del matrimonio entre Felipe y Letizia existían antes de que Juan Carlos I decidiera abdicar y ceder el testigo de la Jefatura del Estado a su hijo. Y, como ocurre con cualquier pareja, seguirán existiendo en este nuevo reinado de los Borbones.
FELIPE, EL GRAN DESCONOCIDO
Felipe VI es un gran desconocido para los españoles porque sobre su figura se han publicado demasiados mitos o versiones edulcoradas. «Su auténtica personalidad –según los autores– solo se conoce tras los muros de palacio».
«Quizás para un hijo resulte doloroso pensar que su mejor virtud será no parecerse a su padre. Aunque duela, esa es la principal característica de los primeros pasos de Felipe VI como rey. Y, a nuestro juicio, esa imagen de transparencia y ejemplaridad es la que el monarca debe mantener para que los españoles perciban que su forma de ocupar el trono se diferencia realmente de las costumbres de su progenitor», concluyen.