La reina emérita fue la gran protagonista de una jornada en la que se cumplió uno de sus deseos más anhelados, con motivo de un almuerzo familiar que se celebró en el palacio de la Zarzuela en su 80 cumpleaños. (La Reina Letizia comparte mesa y mantel con la Infanta Cristina con la bendición de Juan Carlos y Sofía). La fotografía familiar que ejemplifica el aludido deseo de la reina: reunir a todos sus hijos, no fue el único regalo que recibió. Hubo otro que quizá le llegó más al corazón, y que que supone una reivindicación de la labor de apoyo que ha venido realizando a su hija Cristina desde que estuvo implicada en el Caso Nóos, por el que está encarcelado su marido, Iñaki Urdangarin.
Doña Letizia tenía una deuda pendiente con la reina Sofía desde el desplante de la catedral de Palma en la misa de Pascua. Y la mejor compensación, o si se prefiere, el mejor regalo de la nuera a la madre de Felipe VI, fue la actitud amistosa y afable de la reina consorte hacia su cuñada la infanta Cristina, hasta hace no mucho, la ‘apestada señora Urdangarín’.
Y es que el viernes, cumpleaños de la Reina Emérita, en la mesa de honor donde se sentaban don Juan Carlos, doña Sofía, don Felipe y doña Letizia, también estaban Elena y Cristina, a la que la esposa de Felipe VI había saludado afectuosamente en el aperitivo previo al almuerzo, como cuenta a ‘Informalia’ uno de los 80 invitados. Roto por fin el ‘cordón sanitario’.
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