Cristina de Borbón no cesa en su empeño de buscar la manera de rehabilitar su imagen

El peligroso plan secreto de la Infanta Cristina para vengarse de don Felipe y doña Letizia

Se ha planteado conceder una entrevista de alto voltaje

El peligroso plan secreto de la Infanta Cristina para vengarse de don Felipe y doña Letizia
Cristina de Borbón, Infanta de España. CR

Lo revela Ana Romero, en su libro ‘El rey ante el espejo’, donde no da puntada sin hilo. Y es que la infanta Cristina está más que cabreada con los reyes, no con los eméritos, y no acepta la realidad que el caso Noos ha revelado, y menos aún que se la ningunee en Zarzuela. (Los pactos secretos para salvar a la Infanta Cristina que avergüenzan a Zarzuela).

Así las cosas, sigue firme en su empeño de mantener el pulso mediático que les echó a los Reyes cuando el escándalo estalló. Considera que don Felipe y doña Letizia han sido injustos con ella y su familia. A toda costa ha intentado seguir teniendo presencia en la corte de los Borbones. (La Infanta Cristina se hunde más en su depresión por culpa de quien menos se esperaba).

Según se hace eco ‘EsDiario‘, Cristina de Borbón y Grecia no es tan dulce y tranquila como nos han hecho creer. De los tres hermanos, es la más germana. Tiene un carácter fuerte y dios y ayuda cuesta convencerla cuando se encierra en sus trece. Incluso cuando dice sí a plegarse a las condiciones, es no. La cuestión es no dar su brazo a torcer. (Los culpables de que una desesperada Infanta Cristina reciba ayuda psicológica).

En Zarzuela se vivieron días de furia cuando el Rey Felipe decidió retirar el título de duques de Palma a Cristina y Urdangarín. Aquello era demasiado para la infanta, que no estaba dispuesta a ceder pues consideraba que eso significaba declararse culpable antes del juicio.

La infanta lleva marcado a fuego en su memoria el día en que Fernando Almansa acudió a Washington con un encargo muy especial de su padre. Con tono tranquilo pero firme, el que fuera jefe de la Casa del Rey le hizo saber que la única salida posible a su más que complicada posición era el divorcio de Iñaki Urdangarín. Ella, no solo se negó, sino que se enfadó mucho.

La reacción de la infanta a la recomendación de separarse del hombre de su vida fue la negativa. Así justifica una persona muy próxima a ella la decisión:

«Tenía cuatro niños pequeños con él, lo adoraba, y en esa época todavía no se había quitado la venda ¿Qué habrías hecho tú? ¿Dejar a tu marido, al que quieres y en el que confías, un padrazo, porque te lo pide tu padre por muy rey que sea?».

Un año más tarde, en 2012, Cristina, al igual que el resto del mundo, se enteró de que ese marido ejemplar no lo era tanto cuando la sombra de la infidelidad apareció en unos correos que Diego Torres aireó como mecanismo de defensa. Y entonces la infanta se arrepintió de no haber escuchado a su padre. Pero ya era tarde, demasiado tarde para dar un paso atrás.

En su afán por ganar el pulso a don Felipe, a quien considera culpable de humillarla públicamente sin contemplaciones, doña Cristina se plantea muy seriamente dar una entrevista para que el mundo conozca su verdad y pueda verse hasta qué punto ha sido injusto su hermano al condenarla al ostracismo.

La infanta inició una doble vía de negociación con los medios, explica Ana Romero en El rey ante el espejo:

«Por un lado, a través de una gran amiga, la extremeña Consuelo García Píriz, viuda de José Manuel Lara, con Mauricio Casals, presidente de La Razón y hombre fuerte de Atresmedia. Por otro, vía su abogado, Miquel Roca, con Pedro J. Ramírez, que está sacando un digital y busca exclusivas».

Aunque hay quien pinta una versión romántica de que la infanta desistió de hacerse un Lady Di por amor a la familia, la realidad es que cambió de opinión por una cuestión económica. De haber seguido para adelante, su padre no habría tenido más remedio que dejar de apoyarla, y eso nunca.

Es don Juan Carlos quien costea la educación de sus cuatro nietos. A él le debe doña Cristina la vida de lujo que lleva en Ginebra. Fue el rey emérito quien consiguió que el Aga Khan la contratara en su Fundación. El sueldo se desconoce pero supera en mucho al que percibe por su trabajo en La Caixa, 220.000 euros anuales.

Los Urdangarín viven más que holgadamente y se permiten caprichos con los que ni tan siquiera pueden soñar muchos españolitos que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes.

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