Un mes y medio le ha durado a Alberto Rodríguez, primero ‘rastas’ y después ‘pateapolicías’, la broma de decir que dejaba la política militante y el partido Podemos, para volver a la fábrica…
Debe ser que hace mucho frío fuera del Congreso de los Diputados, incluso en Canarias, de modo que el exdiputado, condenado a un mes y medio de inhabilitación que supuso un tremebundo lío en la Cámara Baja, sale con donde dije digo, digo Diego, y espera su escaño de vuelta.
Es el sainete de fin de año en las filas de Podemos. Rodríguez, a finales de octubre de 2021, aseguró que había pedido la reincorporación a su anterior puesto de obrero industrial -es técnico superior en Química Ambiental- en una refinería petrolera.
«Vuelvo a mi curro, a ganarme el pan», llegó a decir el tipo. Quizás quería decir «pero unas semanas».
Así que esas ganas de trabajar se le han pasado en apenas seis semanas, cuando se ha dado cuenta de que ya quedaba cumplido el castigo impuesto por el Tribunal Supremo, y con lo bien que se vive regado por decenas de miles de euros de los españoles y calentito en el Parlamento, para qué seguir así. De modo que el ‘rastas’ ya se lo ha pedido, por escrito, a Meritxell Batet.
La condena por patear a un policía
Recordemos en este punto que fue el Tribunal Supremo -al tratarse de un aforado- quien condenó a un mes y 15 días de prisión al diputado de Podemos, Alberto Rodríguez, por delito de atentado a agente de la autoridad en el marco de una manifestación durante 2014. La pena de cárcel fue sustituida por una multa de 540 euros e inhabilitación de 45 días para el derecho de sufragio pasivo.
Fue ahí, en esa última frase, donde residió la polémica, dado que los interesados aseguraban que podría mantener su acta. Finalmente fue desprovisto de él, ante lo que Rodríguez anunció medidas legales.
De igual manera, en Podemos desde el principio se negaron en banda a respetar el mandato del Supremo, como proclamó la ministra Ione Belarra en una radio nacional. Vergonzoso.
