Brillante Cayetana Álvarez de Toledo.
La diputada del PP preguntó a Pilar Alegría por lo que ella entendía por la palabra reconciliación.
Evidentemente, la ministra de Educación (PSOE) se fue por Peteneras y evadió la cuestión de entrar en el trato de favor, casi humillante, que se le estaba brindando a los golpistas e independentistas.
En su segundo turno, Álvarez de Toledo fue con todo:
Vamos a desmontar el último bulo gubernamental. Venecia exige transparencia, ustedes practican un secretismo suizo. Venecia exige sosiego y diálogo, ustedes atropellan los trámites y levantan muros. Venecia exige acotar el ámbito temporal de la amnistía, ustedes lo estiran para salvar a la banda de Pujol. Venecia exige resarcir a las víctimas, ustedes las humillan. Venecia exige suprimir la corrupción, el terrorismo y la traición, ustedes los incrustan en la ley diciendo que el Código Penal no es derecho europeo. ¿A quién se le ocurrió esa genialidad? Al que se felicita a sí mismo. Venecia prohíbe las amnistías a medida, ustedes las redactan a cuatro manos con un golpista. Venecia sugiere una reforma constitucional, ustedes ya están pensando en colar un referéndum de autodeterminación. Venecia exige razones de reconciliación, a ustedes les mueve una ambición despótica y desquiciada.
Le preguntó por qué ayer no exigió la dimisión del inquilino de La Moncloa:
Por cierto, ayer la vi muy timorata. ¿Por qué no pide la dimisión de Sánchez, que es el artífice de la operación de corrupción sin precedentes? Nunca unos políticos habían borrado los delitos de otros políticos a cambio del poder. Es decir, a cambio de manejar 450.000 millones de euros. Esa es la cifra de su corrupción y Koldo un aprendiz.

Tiró de ironía hablando de la reconciliación que con el PSOE nunca se practicará en Cataluña:
Y ahora, ministra, vamos a imaginarnos una reconciliación de verdad. Los nacionalistas reconocerán todos sus delitos y renunciarán a volver a cometerlos, tanto por la vía golpista como por la vía socialista que recomienda el sherpa de la mutación constitucional, Zapatero, sí. Asumirán que fueron limpiamente derrotados por el Estado y que la xenofobia es un atavismo indecente. Retirarán sus sucias comisiones del lawfare. Acatarán el 25% del castellano, lengua materna de la mayoría de los catalanes. Abrazarán el pluralismo. TV3 por fin será de todos o de nadie. Y sobre todo reconocerán que ser nacionalista no es una condición para ser catalán. Es decir, que Teresa Freixas es tan catalana como Miriam Nogueras.
Y el estacazo final fue la guinda del pastel:
Por resumir, señoría, serán ellos los que invoquen la reconciliación con la otra Cataluña, con el resto de España y con la democracia. Y ahora dígame, ¿cuál de estos gestos ha hecho su candidato a la Generalitat? Me refiero al señor Puigdemont, por supuesto, no al humillado Illa. Reconciliación, dicen, señoría. La corrupción practica y el desgarro provocan. Son ustedes un bulo envuelto en un embuste dentro de una trola.
