La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a dejar a la altura del betún al “telepredicador” sanchista, Juan Lobato.
El portavoz del PSOE se ha puesto el disfraz de tolerante en esta sesión del Pleno de la Asamblea de Madrid, pero en su turno de palabra enarboló ese discurso pasivo-agresivo impulsado por el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, para atar al rival, dividir a la sociedad y enlodar la política.
“Yo ya esperaba de su parte lo que hace siempre: tratarme con condescendencia y en ese tono de telepredicador para darme ejemplos de democracia mientras no deja de meter en todos sus argumentarios toda suerte de mentiras”.
Ante la nueva arremetida de Lobato, que esta vez se abstuvo de atacarla usando a su pareja, pero sí por supuestamente promover la política del barro, algo que casualmente es un mantra repetido por Sánchez para culpar a todos menos él de la crispación política, Ayuso retrató su hipocresía. Y es que el socialista llama a la concordia pero fue incapaz de pedir perdón por los ataques personales que ha realizado contra la popular en la propia Asamblea sin ningún tipo de rubor.
“Dice usted de no entrar en el barro y no sabe salir del barro él. Usted que ha machado a Leguina, sin piedad. Usted que lleva Pleno tras Pleno hablando de mi familia, de mi vida laboral, de cómo vivo, de dónde estoy, usted que ha estado retorciendo mi pasado, mi presente y mi entorno personal; haciendo hasta el ridículo en la Fiscalía Anticorrupción, ¿por qué no pide perdón? En el barro se mueve”.
Volvió a atizarle por usar a las víctimas de las residencias durante la pandemia como arma arrojadiza, sin importarle el dolor de los familiares, solo para intentar hacer daño político.
“Tiene las actas de las residencias para seguir retorciendo el dolor de las víctimas a su disposición pero pasan de ellas, no les importa. Lo que están es a eso, a hacer campaña usando el dolor de las víctimas de las residencias porque es en lo que se han quedado, en esa parte del muro. En retorcer, en el dolor, en la víctima, en la sangre, en la muerte, en ver cómo erosionamos un Gobierno,
que ha ganado legítimamente, de una, en las urnas”.