Colosal.
Cayetana Álvarez de Toledo, parlamentaria del Partido Popular, no desaprovechó su intervención desde el pleno del Congreso de los Diputados para sacudirle hostias como panes al Gobierno Sánchez a cuenta de lo sucedido con el caso de Santos Cerdán tras publicarse el informe de la UCO.
La diputada conservadora no se cortó y desde el primer segundo le dio hasta en el DNI al presidente del Gobierno:
Hace siete años, Pedro Sánchez Pérez-Castejón llegó al poder alegando que la mera citación del presidente Mariano Rajoy como testigo exigía su dimisión. Por decencia, decía, por la democracia, aclamaba, hoy están imputados o procesados su mujer, su hermano, su fiscal general, su mano derecha de entonces y muy pronto, según parece, su mano derecha de ahora. Ahí está sentado.
Le dio un consejo a Santos Cerdán antes de que se conociera su posterior dimisión como secretario de Organización del PSOE y como diputado del Grupo Socialista:
Señor Cerdán, el Supremo le acaba de ofrecer que declare voluntariamente por consistentes indicios en su contra. Hágalo y cuente todo. Del cuarteto del Peugeot solo queda uno, el uno, el máximo responsable. ¿Qué fue de la decencia? ¿Qué fue de la responsabilidad ineligendo que invocaron contra tantos políticos del PP? El uno, el que calla. No solo como un hipócrita, como un cobarde. En el Parlamento, como en Paiporta
Álvarez de Toledo tildó de justicia poética lo acontecido con Santos Cerdán, crisol de las corrupciones del Gobierno Sánchez:
Qué justicia poética que las dos corrupciones fundacionales de este Gobierno converjan en el mismo hombre: Santos Cerdán, el emisario a Waterloo y el presunto comisionista de obras públicas.
Volvió sobre Pedro Sánchez:
Pedro Sánchez es un populista de manual, el verdadero burro de Troya de la democracia española. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar; va a desobedecer a los tribunales y proclamarse por encima de la ley? ¿Tiene algún límite? Esta Legislatura se puede resumir en de pactar con un prófugo de la Justicia a proclamarse a sí mismos prófugos de la Ley. Pedro Sánchez está abriendo heridas profundas en la arquitectura institucional española, algunas de ellas serán muy difíciles de curar, pero eso no justifica la resignación.