Mientras las condenas al impresentable espectáculo del Bizkaia Arena de Barakaldo se han hecho oír a lo largo de todo el día, nota discordante la dio la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, al calificar de «anécdota puntual» la pitada con la que fueron recibidos ayer los Reyes de España y el himno nacional.
«No debemos confundir una anécdota puntual con los aplausos reiterativos y el apoyo claro y contundente que la Casa Real tiene en este país», manifestó Pajín en la rueda de prensa posterior a la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE.
Los Reyes presenciaron ayer junto al lehendakari, Patxi López, la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Real Madrid y a su llegada al pabellón fueron recibidos con una pitada –que se repitió cuando sonó la versión reducida del himno nacional– aunque también con aplausos de algunos seguidores.
LÓPEZ NO LO VE COMO UNA SIMPLE ANÉCDOTA
El lehendakari, Patxi López, aseguró hoy que «no le gustan las faltas de respeto» como las que, a su juicio, se produjeron ayer en la final de la Copa del Rey de Baloncesto en el Bilbao Exhibition Centre, donde el Rey Don Juan Carlos fue objeto de una «pitada», protesta que se extendió al momento en que sonaba el himno nacional.
Tras un encuentro con el presidente de la Xunta gallega, Alberto Núñez Feijoó, en el Palacio Artaza de la localidad vizcaína de Leioa, López dijo, a preguntas de los periodistas, que él «no se mueve por los himnos», pero destacó que «hay gente que está detrás de esos himnos y, por lo tanto, merecen respeto, cosa que ayer en algunos momentos no se tuvo en el BEC».
Por último, advirtió de que tampoco deseaba «elevar a categoría de fundamental» este asunto y añadió que no intercambió ningún comentario al respecto con el Rey.
Don Juan Carlos y Doña Sofía fueron recibidos por una parte de la afición con una pitada y con gritos de «fuera» a su entrada ayer en el BEC, situación que se repitió cuando se escuchó por la megafonía del pabellón el himno nacional, aunque otra parte de los seguidores allí congregados recibieron con aplausos a los Reyes de España.