Rajoy está utilizando esta oportunidad que le brinda el PSOE para mostrar que hay otra forma de hacer política
El pacto contra la crisis es a esta legislatura lo que el consenso ante el terrorismo a la legislatura anterior. El Gobierno del PSOE convierte el pacto y el consenso en un fin político cuando como mucho son un medio. Zapatero se repite más que el ajo con una táctica política limitada pero terriblemente destructiva. Intenta aplicar de nuevo el «cordón sanitario» de la legislatura pasada. Sabe la terrible angustia que le produce al Partido Popular la posibilidad de «quedarse solo» y por eso mueve sus fichas políticas en esa dirección. Hay un sabio refrán español que dice «más vale solo que mal acompañado». Respecto al proceso de paz fue la AVT la que lideró la firmeza. Respecto a la economía son las cifras y Zapatero el aliado del PP.
UNA ECONOMÍA DESTRUCTORA
Rajoy tiene muy claro que no puede ser cómplice de la política económica más destructiva de la historia de España. Además, está utilizando esta oportunidad que le brinda el PSOE para mostrar que hay otra forma de hacer política. La diferencia entre los documentos del Gobierno y del Partido Popular es más que notable. Frente a la nada absoluta del Gobierno, un bla, bla, bla de palabras bonitas sin una sola propuesta concreta contra la crisis, el Partido Popular presenta una batería de medidas que, por obvias, serían eficaces.
La dificultad de Rajoy es que los ciudadanos conozcan estas diferencias, que son muchas, más que las siete de los pasatiempos. Y del texto hay que pasar al hecho. Para eso el PP gobierna en ayuntamientos y comunidades en los que, dentro de sus competencias, debería notarse la diferencia. O sea, todo lo contrario al Ayuntamiento de Madrid. El otro problema que tiene Rajoy es si España puede soportar dos años más de lo mismo. Creo que no y él tendrá que saber zafarse de su parte de responsabilidad como líder de la oposición. La moción de censura, perdida, servirá para que se sepa quiénes son los cómplices de ZP. Quedarse solo es estar junto a los españoles. Y ésa no es mala compañía.
Este artículo fue originalmente publicado en Intereconomia.com.