Aznar insta a Europa a reclamar la libertad religiosa en todo el mundo

Aznar insta a Europa a reclamar la libertad religiosa en todo el mundo
. Europa Press

El ex presidente del Gobierno y presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), José María Aznar, defendió este viernes la necesidad de que la comunidad internacional apoye a los musulmanes que son demócratas y han asumido su fe en una sociedad abierta y, este sentido, reclamó el derecho a la libertad religiosa en todo el mundo como parte de la acción exterior de todos los gobiernos.

«Es importante apoyar a los musulmanes que son demócratas y han asumido su fe y sus creencias en una sociedad abierta. O que trabajan para que sus países también sean sociedades abiertas. Esos son aliados en nuestros principios y les debemos apoyar con determinación fuera de nuestras fronteras», enfatizó durante una conferencia titulada ‘Los retos del Islam en Europa’ en el marco del Fórum de Viena 2010.

El presidente de FAES también pidió no resignarse «a una Europa debilitada y fragmentada en guetos identitarios» pero tampoco «a la falta de libertad y de democracia» que se da «en buena parte de los países musulmanes». «Europa tiene que ser consecuente con sus principios políticos en el exterior. Reclamar el derecho a la libertad religiosa en todo el mundo debe formar parte de esa acción exterior», sostuvo el presidente de FAES.

Frente a la «realidad compleja» del Islam, el también presidente de honor del PP abogó por una respuesta política basada «en la primacía de la persona sin excepciones». Y si bien hay que respetar a las personas, dijo, «a veces» también hay que combatir «ideas perniciosas, incluso cuando parecen defendidas por medios pacíficos, para evitar que acaben con los principios de convivencia civilizada».

«Las democracias europeas deben abrirse a la presencia en su seno del Islam, sobre la base de todos estos principios que sustentan la civilidad en las distintas naciones europeas. Por tanto, las democracias europeas pueden reclamar a los musulmanes (como a los creyentes de cualquier otra religión) que su forma de participar en la vida común incorpore estos principios», argumentó el ex presidente del Gobierno.

Tras hacer hincapié en la necesidad de evitar «el laicismo como ideología de Estado que busca negar a la religión su presencia en el espacio público», Aznar también cargó contra «la negación de los principios cívicos mediante ideologías identitarias y comunistas», algo que, según alertó, lleva «al enfrentamiento y a la supresión de las libertades individuales».

EL YIHADISMO TAMBIEN LO SUFREN LOS MUSULMANES

Incidió, en esta línea, en que el Islam no es el problema sino que lo que lo es y «grave» es «el yihadismo» que, según recordó, también sufren los propios musulmanes. «Ese problema lo compartimos con los musulmanes de todo el mundo, dentro y fuera de Europa. Es un problema de la civilización», subrayó.

El ex presidente del Gobierno dijo no compartir lo que se ha venido en denominar «choque de civilizaciones» porque, según alegó, no se puede hablar de civilizaciones en plural sino de «una única civilización». «Hablar de civilizaciones, en plural, implica dar por hecho que existen mundos distintos, equivalentes y cerrados, cada uno con sus dogmas. Esos dogmas fundamentales, al verse como absolutos en su mundo cerrado, son incompatibles con los del otro. E, inevitablemente, esos mundos cerrados tenderán a enfrentarse de forma destructiva», alegó.

En esta línea, alertó contra los problemas que esta situación genera como «el fundamentalismo» al que quieren «arrastrarnos» las ideologías basadas en «identidades cerradas y excluyentes» –un riesgo que existe tanto en el mundo islámico como en buena parte de las sociedades europeas, advirtió– y como «el relativismo», que lleva a sociedades fragmentadas sin principios sólidos que fundamenten los límites al poder, esto es, el respeto a los derechos humanos.

Tras recalcar que «nunca» ha creído que fuera necesario establecer una Alianza de Civilizaciones, Aznar reivindicó «con fuerza» la civilización para hacer frente a estas dos «trampas» a evitar, el fundamentalismo y el relativismo.

«Sólo siendo consecuentes con todos los principios políticos que sostienen el orden de la democracia liberal abordaremos con éxito los desafíos que para Europa y el Islam suponen las ideologías identitarias: que el temor, el recelo y el desconocimiento puedan trasformarlos en lo que no desean ser», concluyó.

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