El ex presidente del Gobierno Felipe González ha reconocido que le disgustó «el planteamiento inicial» en el que el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, trató de convencer al secretario general del PSM, Tomás Gómez, para que dejara que la ministra Trinidad Jiménez fuera la candidata socialista para la Comunidad de Madrid.
«No me gustó el planteamiento inicial», ha asegurado González en declaraciones a la Cadena Ser recogidas por Europa Press. Por este motivo, ha dicho que no entró en la «lucha interna» de las primarias de Madrid que, no obstante, cree que «ha dinamizado y movilizado al partido».
González también ha opinado sobre si el proceso de primarias de Madrid ha perjudicado la imagen de Zapatero. Aunque en un principio ha dicho que «depende», luego ha dicho que cree que no. «Le hubiera perjudicado si se hubiera empecinado en su candidata, pero aceptando el resultado, no», ha sostenido.
Asimismo, ha insistido en que él es partidario de las primarias si son «aplicables a todos los partidos», ya que «fomentan la democracia interna». «Es mucho menos equilibrado cuando lo hace un partido y otro no», ha enfatizado.
PROXIMO CANDIDATO DEL PSOE
El ex líder del PSOE ha manifestado sus dudas ante la posibilidad de que Zapatero confirme ya si debe repetir a la Presidencia del Gobierno. «No estoy seguro», ha respondido, «es extremadamente complicado tomar una decisión de esta naturaleza, incluso para alguien que ya la tenga íntimamente tomada». En este sentido, ha ironizado sobre «lo mucho» que le costó a él perder las elecciones y, por tanto, abandonar el poder.
González ha detectado en Zapatero «la soledad del poder» que, en su opinión, es intrínseca a todo mandatario. «Vale para Zapatero, para Obama o para Sarkozy, no te pagan para dudar, sino para resolver problemas», ha añadido.
Acto seguido, ha defendido que el Ejecutivo de Zapatero «tiene determinación» a la hora de llevar a cabo las medidas «que hay que hacer». En este sentido, ha avalado la política de ajuste en el gasto o la reforma de las pensiones. «No es que obligue el mercado, obliga la demografía», ha dicho.
