El ex ministro de Trabajo Eduardo Zaplana afirmó hoy que quizá no habría hecho falta congelar las pensiones ni atrasar de forma obligada la edad de jubilación si se hubieran acometido antes otras reformas en estos ámbitos.
En el coloquio que siguió a la entrega del premio de los lectores del periódico «RRHH Digital» al mejor titular de esta cartera en la última década, Zaplana matizó que la solidaridad que había expresado con todos los ministros que quedaron por debajo de él en la lista era solamente «institucional» y que no era extensiva a las medidas que habían adoptado cada uno de ellos.
En este sentido, recordó que él fue «tremendamente crítico» con algunos ministros socilalistas y vio innecesario reiterar los criterios que manejó entonces para referirse a Celestino Corbacho.
De la reforma laboral, en concreto, dijo que hay cosas que le gustan más y otras que menos, pero reconoció que «era tremendamente necesaria» y, de hecho, había que haberla abordado antes. También lamentó que no se haya profundizado en el tema de la negociación colectiva y calificó de «fundamental y esencial» que los acuerdos se tomen en el marco del Pacto de Toledo con el consenso de todos.
El ex ministro de Trabajo recordó que, en los prolegómenos de las elecciones de marzo de 2004, Gobierno, patronal y sindicatos tenían ultimada una reforma laboral que aplazaron para evitar la coyuntura de las urnas, por el convencimiento general de que el PP volvería a ganar los comicios. Según explicó, la recién aprobada incluye algunas de las medidas que preveía aquella, y además abordaba la negociación colectiva y pretendía estudiar una relación entre salarios y productividad, siempre dentro de un contrato estable.
En relación a las pensiones, aventuró que «a lo mejor ha sido inevitable abordar la congelación» de las mismas «por el momento tardío» en que se ha abordado el tema. A su juicio, en la coyuntura de la pasada primavera el Gobierno «tenía que demostrar que las reformas iban muy en serio y se han tomado decisiones que se podían haber evitado en otro momento». «Lo que es presumible que haya podido pasar es que, en el momento en que las han tomado», la congelación «era casi una exigencia».
Preguntado por la forma en que él plantearía el retraso de la jubilación, Zaplana dijo que habría puesto el acento en fomentar la libertad de las personas para aplazar voluntariamente su jubilación. «Eso solventaría muchos de los problemas que tenemos», consideró, aunque «momentos complicados» como el actual «a lo mejor obligan a hacer otras cosas más», cosas que «al principio se podían haber evitado».
En cualquier caso, apuntó que el debate sobre el retraso forzoso de la jubilación, que actualmente está provocando continuas huelgas en Francia, «tampoco supone ningún drama», y la sociedad no lo puede eludir si quiere garantizar el sistema de pensiones». Por último, Zaplana eludió dar consejos al nuevo ministro, Valeriano Gómez, más allá de desearle suerte en el empeño. Según explicó, es el único titular de esta cartera a quien no conoce.
