Frente a una dictadura barata hemos constituido una democracia cara y casi insostenible
La historia de España reciente ha sido pasto de la propaganda hasta el punto de hacerla irreconciliable. Este es el pesimista diagnóstico que hace Enrique de Diego de lo que, hasta ahora, nos han contado sobre el último siglo vivido en nuestro país. Como antídoto propone su nuevo trabajo Historia clara de la España reciente (Ed. Rambla).
Un relato ágil en el que repasa los momentos que han marcado nuestra vida. El ascenso de Franco, la relación de las potencias extranjeras durante y después de la guerra, el gobierno de la Transición, González, Aznar, Zapatero… El papel de la Monarquía y el calado de la corrupción en el transcurso de nuestra democracia.
De la época de la Guerra Civil, Enrique de Diego critica duramente, en esta entrevista en Periodista Digital, el papel que jugó el PSOE.
«El PSOE era un partido totalitario que defendía la dictadura del proletariado y una sociedad sin clases. La introducción de esa gran corriente de odio según la cual los problemas sociales se solucionan con violencia y asesinato, sin duda, lleva a la guerra civil.»
(…)
«En el XXVIII Congreso Felipe González consigue el abandono del marxismo pero se pone en marcha una generación de lo que yo considero ignorantes ilustrados. Luego llegará Zapatero con una posición marcadamente revanchista».
Para Enrique de Diego, este socialismo actual ha recuperado la legitimidad del socialismo de la II República que, en el fondo, es una «historia de crimen».
«Los socialistas de la república y la Guerra Civil eran unos asesinos compulsivos. Estaba en su programa que había que asesinar a quien tuviera una propiedad».
TRANSICIÓN: CARRILLO Y EL REY
Los etapa que concluyó con la instauración democrática está marcada, como subraya De Diego, por la relación entre don Juan Carlos, futuro rey, y Santiago Carrillo, líder del Partido Comunista español. Esta relación dio como fruto que fuera el rey el último en tomar la decisión de legalizar al PC.
«Juan Carlos entendía que la legitimidad de la monarquía la tenía que alimentar con la izquierda. La izquierda es la única capaz de organizar manifestaciones y con fuerte presencia en las universidades.»