Igual que se puede prohibir fumar en lugares públicos también se pueden prohibir monumentos que recuerden a la dictadura
El veterano político español cree que para una reconciliación son necesarias muchas generaciones. A su juicio se debe modificar la cultura social y política de un país. Y hoy, Santiago Carrillo todavía lamenta como «un sector de nuestro pueblo está bajo la influencia de una Iglesia medieval». Esa misma Iglesia, añade, que «influye tanto» sobre la derecha política, una característica que la hace diferente al resto de España.
El día de su 96 cumpleaños (18 de enero de 2011), Santiago Carrillo presentó en Madrid La difícil reconciliación de los españoles (Ed. Planeta). Una recopilación de textos de muchos de sus libros políticos y de las más destacadas de sus intervenciones en el Congreso donde fue diputado durante más de una década.
En sus páginas recuerda, por ejemplo, como en 1956 un grupo bajo las siglas del Partido Comunista elaboró un manifiesto por el que proponía la reconciliación, sin revancha, como único camino para España. Y hoy, cuando las leyes que retiran de las calles símbolos o estatuas de aquella época son vistas por algunos como una revancha, Carrillo cuenta en esta entrevista con Periodista Digital que
«Una revancha sería si se abriera un proceso. Pero en los lugares públicos igual que se prohíbe fumar se pueden prohibir monumentos o inscripciones que recuerden a un periodo muy duro: una guerra civil y 40 años de dictadura.»
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«Cerraba el Valle de los Caídos y listo. Un lugar edificado con la sangre de muchos presos. Es un lugar dedicado a la Guerra Civil. Lo menos que se podría hacer con él es cerrarlo.»
En su libro es llamativo que un hombre de su edad diga que «hay que volver a empezar» cuando habla de la ideología política que ha defendido toda su vida.
«La izquierda tiene que volver a empezar. La izquierda tradicional se ha desfondado. Hay que crear una nueva propia para estos nuevos tiempos»